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Tokio 2020

Un oro inolvidable de los boricuas

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Jasmine Camacho-Quinn era una adolescente que apenas despuntaba en el atletismo en 2016 cuando tomó una decisión fortuita.

Su entonces entrenador en la Universidad de Kentucky le recordó que tenía raíces de Puerto Rico por el lado de su madre.

“Mi coach me lo planteó así: ‘¿Sabes que puedes competir para Puerto Rico?‘. No tenía idea alguna. ‘¿En serio?’, comentó Camacho-Quinn. “La verdad es que no sabía absolutamente nada sobre esas reglas en el atletismo. Lo único que quería hacer era competir”.

Finalmente terminó en el equipo nacional de Puerto Rico. Y el lunes, con 24 años, subió al trono en los Juegos Olímpicos de Tokio.

Por segunda cita consecutiva, otra mujer puso a la isla caribeña en lo más alto del podio al imponerse con abrumadora autoridad en la final de los 100 metros con vallas.

“Esto era lo que buscaba este año. Tenía muchas ganas de ser una medallista de oro”, dijo Camacho-Quinn.

Camacho-Quinn cronometró 12.37 segundos, superando por 15 centésimas a la estadounidense Keni Harrison, la dueña del récord mundial que debió conformarse con la presea de plata. Fue una diferencia sideral para una carrera tan corta.

La jamaicana Megan Tapper quedó tercera con 12.55 para el bronce.

Tomada la decisión de competir por Puerto Rico, Camacho-Quinn se presentó a los Juegos de Río 2016 y salió a correr en busca del pase a la final en un estadio lleno de gente.

Todo pintaba bien tras haber conseguido la tercera mejor marca de la eliminatoria previa. Saltó sin problemas las primeras siete vallas, pero derribó la octava y acabó tropezándose con las otras dos. Terminó tirada en la pista, llorando y pidiendo perdón.

Le fastidia hablar del desafortunado desenlace en Río.

“Siempre esta presente, porque constantemente me lo hacen recordar, siempre sale alguien diciéndome, ‘oye, que pena que te pasara eso’”, relató. “Yo trato de tomármelo con calma: ‘Oigan, por favor, ya basta, olvídense de eso’”.

“Anoche casi me dio un ataque de nervios porque no quería que me volviera a pasar, pero me sentía fuerte”, dijo Camacho-Quinn. “Sabía de lo bien que he estado corriendo este año”.

Llegó a Tokio en gran forma, victoriosa en 12 de sus 13 competencias esta temporada y con los tres mejores tiempos del año, incluyendo 12.38. Cronometró 12.26 en las semifinales, el cuarto mejor registro de la historia.

Buena parte de su mejoría se puede atribuir al trabajo de su entrenador John Coghlan, quien empezó a trabajar con Camacho-Quinn en diciembre pasado, analizó los videos de sus carreras y vio el potencial.

“Corrigiendo X, Y y Z estaba para correr rápido”, dijo Coghlan.

Camacho-Quinn creció en Carolina del Sur, acudió a la universidad en Kentucky y se entrena en Florida. Su hermano, Robert, juega en la NFL.

Cada vez que le preguntan por la conexión boricua, no titubea con la vehemencia de su respuesta: “Lo tengo en la sangre”.

Puerto Rico tuvo que esperar hasta Río 2016 para conquistar su primer oro olímpico de la mano de la tenista Mónica Puig. La euforia fue tal que a Puig le organizaron un recibimiento multitudinario, con desfile incluido. Algo similar le espera a Camacho-Quinn.

“Sé que esto brinda alegría a un país chiquito”, afirmó. “Me pone contenta poder ser alguien capaz de hacer eso”.

Su decisión de competir por Puerto Rico privó a Estados Unidos de otra carta para su poderoso equipo de atletismo, uno que todavía no celebra una victoria en Tokio. También rompió la supremacía estadounidense en los 100 vallas femenino, triunfantes en tres de las últimas cuatro ediciones de los Juegos Olímpicos.

LA AMBICIÓN DE HASSAN

A este altura todo el mundo tiene que tener bien claro que la fondista Sifan Hassan no se ronda.

Hassan se apuntó dos notables victorias el lunes. Su carrera para conquistar el oro en los 5.000 metros femeninos se dio apenas 11 horas después que se levantó tras una fea caída en la última vuelta de su eliminatoria en los 1.500 para completarla como primera.

Esas victorias mantuvieron a Hassan, la etíope de 29 años que ahora compite para Holanda, en la lucha por una tripleta dorada: los 1.500, los 5.000 y los 10.000.

Es algo que nadie había intentado y que precisará de ocho carreras en seis días.

SALTO LARGO

El griego Miltiadis Tentoglou se llevó el oro, capitalizando las dolencias físicas de los cubanos Juan Miguel Echevarría (plata) y Maykel Masso (bronce).

Tentoglou aseguró el oro en su último intento. Los 8,41 metros en ese salto igualaron la mejor marca de Echevarría, pero el griego ganó en virtud del criterio de desempate entre sus dos segundos mejores saltos.

OTRAS MEDALLAS

Valarie Allman le dio a Estados Unidos su primero oro en el atletismo al ganar la final del disco femenino, con un lanzamiento de 68,98 metros. La alemana Kristin Pudenz (plata) y la cubana Yaime Pérez (bronce) completaron el podio

En los 3.000 metros con obstáculos, el marroquí Soufiane el-Bakkali puso fin a más de 40 años de dominio keniata en los Juegos. El-Bakkali ganó con registro de 8 minutos y 8.90 segundos en una pista mojada. Fue escoltado por el etíope Lamecha Girma (plata) y el keniata Benjamin Kigen (bronce). Kenia hilvanó nueve oros seguidos en la prueba desde los Juegos de Moscú 1980.

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