Hoy cambió la sonrisa por la desazón. Es lo que tiene el deporte, a veces se gana y a veces se pierde. Hoy tocó lo segundo. Perdió el deportista, pero ganó el ser humano. Kevin Cordón le puso punto final a una hermosa historia olímpica que comenzó a escribirse un lunes 26 de julio.
En la última jornada del bádminton en Juegos Olímpicos, con sede en el Musashino Forest Sport Plaza, la medalla de bronce se escapó como agua entre las manos. El último rival hasta el podio fue Anthony Ginting, de Indonesia, quien ganó con parciales de 21-11 y 21-13.
Con la mirada empañada y la tristeza a cuestas. Kevin aseguró: “aunque haya perdido, todavía no me la creo que haya estado en semifinales y peleando por una medalla”. Y continuó: “De las cosas tristes y cosas buenas, me voy a quedar con eso. Como deportista lógicamente perdí esa posibilidad de una medallas, y como persona gené mucho”, recapacitó el héroe zacapaneco.
El balance rápido es: “Me llevo buenas sensaciones. Cuando las cosas se hacen a conciencia y de corazón; independientemente si es en la cancha o fuera de ella, las cosas buenas siempre van a dar buenos resultados. Esa es la gran ganacia que me llevo de estos Juegos Olímpicos”. “Qué bonito haber vivido esta experiencia y haber sentido el apoyo de Guatemala”. Es digna de admirar su templanza y actitud. Su carisma y humildad son intocables.
