Muchos dirán que, incluso en el deporte rey, ganar lo es todo. En contra de este argumento está el lugar sagrado que ocupa en el folclore de la Copa Mundial la gran selección holandesa de 1974, liderada por el majestuoso Johan Cruyff. Incluso aquellos que dan prioridad a los trofeos por encima del estilo reconocerían, después de todo, que la electrizante Oranje de Rinus Michels sigue siendo más respetada y querida que muchas otras que volvieron a casa con el trofeo.
Aquella selección holandesa, su innovador enfoque de «fútbol total» y Cruyff, la estrella del equipo, causaron un impacto indeleble no sólo en la Copa Mundial, sino en el deporte en general.
Y esto no pasó desapercibido para el propio jugador. Cuando se le mencionó en una entrevista en el Observer en 2014 que Alemania Occidental había vencido a su equipo holandés, de gran fluidez, en la final del 74, Cruyff respondió: «Sí, pero creo que el mundo recuerda más a nuestro equipo. Quizá al final fuimos los verdaderos ganadores».
Con información de FIFA.