Insólito, curioso, de leyenda, anecdótico, llámelo como lo quiera llamar, lo cierto es que Ronnie Brunswijk, a sus 60 años, se convirtió este martes en el jugador más viejo –y quizás el único- en jugar un partido oficial de Liga Concacaf.
El también vicepresidente de Surinam vistió este martes el dorsal 61 en el partido entre su equipo –claro, como iba a ser- el Inter Moengotapoe y el Olimpia hondureño por los octavos de final del torneo regional.
Y la historia de Brunswijk no acaba ahí. A pesar de algunas quejas de periodistas catrachos por tal despróposito, lo cierto es que no hay regla que prohíba la participación de personas de la tercera edad en partidos de sus competiciones. No, señor, de haberlas sería descriminación y falta de respeto.
Brunswijk, un prestigioso político y dirigente deportivo nacido el 7 de marzo de 1961 fue guerrillero también en su país, adonde fundó un grupo paramilitar para derrocar al presidente Desi Bouterse, de quien fue su guardaespalda –vaya cosa-.
Tras dejar las armas, se dedicó a las finanzas y al deporte. Se compró una isla en el Río Maroni y se convirtió en el presidente del Inter, al que llevó al campeonato. Pero Brunswijk fue sancionado por 5 años por un tribunal disciplinario por su conducta antideportiva durante un partido en 2005.