Este nuevo Informe mensual analiza la composición de los equipos que participan en las cinco ligas profesionales de mujeres más desarrolladas del mundo: cuatro ligas europeas (Alemania, Suecia, Francia e Inglaterra), así como la Liga Nacional de Fútbol Femenino en los Estados Unidos. Revela que la edad de las jugadores aumenta, la movilidad internacional crece y la concentración de las mejores futbolistas en un número limitado de clubes, independientemente de su origen, sigue su curso.
La edad promedio de las jugadores en el campo ha aumentado de 25.1 años en 2017 a 25.5 en 2019. La Bundesliga alemana es el único campeonato en el que la edad promedio en el campo ha caído en los últimos tres años. Ahora es la liga que cuenta con los jugadores más jóvenes entre los incluidos en el estudio: 24.7 años de edad (-0.8 desde 2017). En el extremo opuesto está la Liga Nacional de Fútbol Femenino de los Estados Unidos: 27.5 años de edad (+1.3 años desde 2017).
El porcentaje de minutos jugados por los expatriados ha aumentado por tercer año consecutivo, alcanzando una cifra del 32,4% (+ 4,4% en comparación con 2017). El aumento más notable se registró en Inglaterra (+ 7,5%), donde cada vez más clubes invierten en el fútbol femenino a través de la reproducción de los mismos mecanismos ya observados en el juego masculino. El número total de expatriados en las ligas cubiertas aumenta año tras año: de 300 en 2017, la cifra alcanzó 348 en 2018 y 379 en 2019.
Numerosos equipos juegan con una mayoría de futbolistas con estatus internacional. El porcentaje de minutos jugados por este último alcanza el 99.0% en el Bayern Munich y el 98.8% en el Arsenal. Es superior al 90% en otros tres equipos: Wolfsburg, Manchester City, así como en el múltiple campeón europeo Olympique Lyonnais (94.2%).
Aunque alentadora, la evolución observada muestra la importancia de reflexionar sobre los mecanismos reguladores para limitar los efectos negativos debidos a las lógicas de mercado ya observadas en el juego de los hombres, como la especulación sobre los jugadores jóvenes, la concentración de recursos y el desequilibrio competitivo.