Llegaron a Chile en silencio, como hacen los equipos que no tienen mucho que perder y demasiado por ganar. Y ahí están, unas semanas después instalados entre los ocho mejores del continente. Bolivia y Perú se enfrentan en cuartos de final de Copa América, consagrados como las grandes revelaciones del campeonato y con las semifinales como un premio demasiado real como para no ilusionarse.
Especialmente Bolivia, que arriba al Bicentenario Germán Becker de Temuco, siguiendo un camino que hace tiempo no recorría. Ganó su primer partido en este tipo de torneos en 18 años y se instaló por primera vez en cuartos de final desde 1997. Ni siquiera la goleada en contra ante Chile en el último duelo opacó el paso a la siguiente ronda.
Al otro lado eso sí, las ilusiones son las mismas. Ricardo Gareca hizo de Perú en poco tiempo un equipo ordenado, equilibrado y que sabe a lo que juega. Por eso, no fue sorpresa que clasificara sin grandes contratiempos en el grupo más difícil de la Copa. Ni Brasil, ni Colombia pueden decir lo mismo.
Repetir el tercer lugar logrado en Argentina hace cuatros se convierte ahora en el objetivo. La única interrogante son los cambios. Mientras la buena noticia corre por Jefferson Farfán, por fin recuperado de una reacción alérgica, los incaicos tendrán que prescindir de los suspendidos, Josepmir Ballón y Carlos Lobatón, su equilibrio en el medio campo durante toda la primera ronda.