Resulta imposible quedarse con un solo gol de Leo Messi (Rosario, Argentina, 1987) al repasar, al recorrer, su infinita, inacabable, carrera. Pero el que, sin duda, será siempre uno de sus tantos más especiales es el que firmó hace 15 años, en aquel eterno 1 de mayo de 2005 en el que empezó su camino hacia el Olimpo del fútbol anotando, contra el Albacete, su primera diana con la camiseta del primer equipo del FC Barcelona.
El ’10’, protagonista, hasta ese momento, de una carrera tan meteórica como prometedora, había debutado con el primer equipo, de la mano de Frank Rijkaard, el 16 de octubre de 2004, en el derbi contra el Espanyol de la séptima jornada del campeonato, relevando, con apenas 17 años, tres meses y 22 días, a Deco, que había marcado el único tanto del duelo, disputado en el Estadio Olímpico Lluís Companys.
Pero para celebrar su primer gol de azulgrana, La ‘Pulga’, más pulga que nunca, tuvo que esperar hasta el Día del Trabajador del año siguiente. Messi inició el partido contra el Albacete de Martín Monteagudo, de la 34a fecha de la Liga, en el banquillo, pero, ya en el epílogo del encuentro, en el minuto 87, y con un ajustado 1-0 en el marcador del Camp Nou, Rijkaard le hizo saltar al terreno de juego.
Leo se enfundaba por novena vez la camiseta del primer equipo para sustituir a Samuel Eto’o que había estrenado el electrónico en el 66 con su vigésimo tercer gol en el campeonato y que se marchó directamente hacia la caseta, enfadado y obcecado con lograr un ‘Pichichi’ que Diego Forlán (Villarreal) le acabó birlando en la última jornada de la competición (25 tantos a 24).
Con el ’30’ a la espalda, y con una melena tan indomable como su fútbol, el argentino rompió el partido nada más pisar el césped del estadio que, con el paso de los años, acabaría convirtiendo en su jardín particular.
Tan solo un minuto después de saltar al terreno de juego, de hecho, y asistido por Ronaldinho, ya había superado a Raúl Valbuena con una deliciosa vaselina desde el punto de penalti, pero Carlos Velasco Carballo anuló el tanto por un fuera de juego inexistente.
El tiempo se ha encargado de demostrar que hacer enfadar a Leo Messi es una mala idea y así lo evidenció aquella tarde, quizás por primera vez, el propio ’10’ al calcar la misma jugada, embelleciéndola, incluso, tan solo unos instantes después.
Fue en el minuto 91, cuando Ronaldinho, el mejor Ronaldinho, recibió una pelota del adolescente rosarino en tres cuartos de campo y le devolvió la pared rápidamente, con un mágico, fantástico, pase de cuchara que pasó justo por encima de las cabezas de los atónitos Gaspar Gálvez y ‘Agus’ García.
Messi se quedó solo ante el arco defendido por Raúl Valbuena. Ante la historia. Y haciendo gala de su inclasificable talento y de su ya inacabable arsenal de recursos, batió al meta trazando, con su pie izquierdo, una vaselina milimétrica.
Así fue como Messi se bautizó entre los grandes, convirtiéndose en el jugador más joven de la historia en marcar un gol en la Liga con el conjunto azulgrana, aunque en 2007 Bojan Krkic le arrebató el récord, que ahora ya está en manos de Ansu Fati, firmando un tanto contra el Villarreal, habilitado por el propio ’10’.
Mientras los 91.174 aficionados que acudieron al Camp Nou se deleitaban con una de las primeras obras de arte del argentino, frotándose los ojos y tributándole una cálida ovación, Leo, imberbe, feliz, enloqueció, lanzando los brazos al cielo, primero, y subiendo a los hombros de su admirado Ronaldinho, después.
«Ronnie me puso una pelota estupenda. Y vi que el portero se adelantaba mucho, y por eso la coloqué por encima», asintió, desde las entrañas del Camp Nou, y con la timidez que siempre le ha acompañado.
Messi acababa de redondear un triunfo clave para el conjunto de Frank Rijkaard, que se situó a un paso del título de Liga que acabaría celebrando dos semanas después, el 14 de mayo, tras empatar a uno en el Ciutat de València, contra el Levante, con un tanto de Samuel Eto’o.
Aquel gol contra el Albacete que jamás olvidará fue el primero de los 627 que el astro rosarino ha firmado con la casaca del primer equipo del Barça en 718 encuentros, en los que ha repartido, además, más de 250 asistencias.
De esos 627 tantos anotados hasta el momento, 438 han sido en la Liga española (de la que es el máximo goleador histórico, con 187 dianas más que Telmo Zarra y 227 más que Cristiano Ronaldo), 114 en la Liga de Campeones, 53 en la Copa del Rey, 14 en la Supercopa de España, 5 en el Mundial de clubes y 3 en la Supercopa de Europa, a los que se debe añadir los 70 que ha marcado con la selección argentina y que le acreditan como el máximo artillero de la albiceleste.
627 goles como azulgrana que han ayudado al Barça a escribir los años más felices de toda su centenaria existencia, alzando, con Messi, uno de los jugadores más laureados de toda la historia del balompié, 10 Ligas, 4 Ligas de Campeones, 6 Copas del Rey, 8 Supercopas de España, 3 Supercopas de Europa y 3 Mundiales de Clubes.
Y a él lo han convertido en el futbolista del planeta con más Balones de oro (2009, 2010, 2011, 2012, 2015 y 2019) y más Botas de Oro (2010, 2012, 2013, 2017, 2018, 2019).
Arnau Segura. (EFE).