Thibaut Courtois ha transformado las dudas en la convicción absoluta de que es estrella del Real Madrid. Ya es costumbre que aparezca como un coloso en las claras ocasiones que llega el rival. Después de una hora notable blanca, el Levante se convirtió en el Bayern y sometió a tortura a los blancos, que acabaron encerrados en su área. Allí donde Courtois se hace gigante. Tapó balones imposibles y logró que el tanto de Vinícius volviera a ser decisivo. El Madrid del 0-1, aumentado en la prolongación por Benzema en su estreno de la temporada.
Recuperó Zidane los extremos y, las cosas como son, la alegría en el juego. La teoría que el Madrid juega mejor con cuatro centrocampistas quedó desmentida con Vinicius y Asensio en las alas. O no tanto. En realidad, la explicación a una hora notable de fútbol vino por la liberación de Valverde y Modric, espléndidos mientras tuvieron combustible. Fueron interiores avanzados para lanzar la presión y jugarla por delante de Casemiro. Hablando del brasieño, de un tiempo a esta parte se ha extendido la tesis de que se libra de tarjetas en cada partido. Jugador contundente, disputó un balón anticipándose a Malsa y chocaron ambos. Munuera Montero interpretó plancha peligrosa y sacó amarilla al 14 blanco. Sin llegar al minuto tres. Todo OK, José Luis.
Ese tramo amplio de partido fue blanco. Sin discusión. Por dominio y por fútbol, frente a un equipo que acepta el intercambio de golpes y que sale con velocidad y precisión. La presión sobre la salida granota funcionó y el balón fue visitante, aunque con poco remate. Es verdad que el 0-1 llegó pronto, con Vinícius desmintiendo tópicos. Controló con pausa, levantó la cabeza, pensó dónde ponerla y la clavó. Como un veterano de 30 años. Fue el primer y único disparo entre los tres palos del Madrid en ese periodo. Llegó mucho y bien, pero Benzema estaba de no.
Hasta la fecha, el Levante había sido todo menos tímido. Mérito del Madrid, que redujo a su rival a la mínima expresión, pero aún así rozó el milagro. El flamante internacional Campaña, inadvertido en el juego al ubicarse en banda, botó un córner exquisto al segundo palo que Vukcevic estrelló en el larguero, superado Courtois. Un islote en medio de la superioridad blanca, aumentada tras el descanso. Dio dos pasos adelante Modric y las ocasiones se acumularon en la libreta de Zidane. Tres clamorosas. Una por el robo de Modric que Benzema, solo, estrelló en el poste. Otra de Vinícius picando cruzado a pase de Asensio. Y la última, increíble, con pase atrás de Benzema y Vini, solo en área pequeña, remató fuera de manera inexplicable.Revolcón granotaIntervino Paco López para cambiar el partido. Metió a Melero y De Frutos, colocó a Campaña en el eje y liberó a Bardhi. Mano de santo. Cuatro ocasiones clamorosas acumularon los granotas en un suspiro, obligando a Courtois a hacer sus milagros de cada día. De otra manera no se puede explicar la parada con la pierna tras tirar Bardhi y desviar un defensor. Atosigado en su campo, el Madrid desapareció de escena. Tuvo suerte de no recibir un tanto, y también de seguir con once, porque Casemiro midió mal una entrada a Melero por detrás. Mucho más de tarjeta que la primera de aquí a Lima. Munuera Montero decidió que no. Eso sí, anuló bien un gol de Ramos de cabeza. La falta del central a Vezo fue evidente. Pero no lo anuló por eso, que no lo vio, sino por un fuera de juego milimétrico.
La desaparición del Madrid convirtió a Courtois en un gigante. Ni los cambios para refrescar los extremos y taponar las incursiones de los laterales granotas fueron eficaces. Lucas entró en derecha y la ocasión más clara fue para Clerc, que estrelló un mano a mano en el cuerpo celeste del portero belga. Desde entonces, y a pesar del esfuerzo en la dirección de Campaña, el Madrid metió el partido en la nevera, ya relevados los cansadísimos Valverde y Modric, Hubo pocas ocasiones, y la más clara fue ya en el descuento y para el Madrid. Perdió De Frutos, salió a la carrera Benzema y, para no hacerlo sencillo, quebró a Campaña antes de remachar el 0-2. Excesivo castigo para un Levante que mereció más.