El 2017 dejó un sabor agridulce para los guatemaltecos en el aspecto deportivo, luego de festejar logros importantes en los Juegos Bolivarianos y Centroamericanos, pero sin olvidar el vacío que los líos de corrupción y administrativos mantuvieron apagada a la selección de fútbol.
Las 110 medallas de oro, 87 plateadas y 85 bronces (283 en total) conseguidas en los XI Juegos Deportivos Centroamericanos Managua 2017, deja en lo más alto del deporte centroamericano a Guatemala, que volvió a reinar sobre sus vecinos de manera categórica.
Ello significó un aumento de 10 preseas doradas respecto a la edición anterior, en la que también lideró el medallero con un centenar de oros, por encima de la local Costa Rica, con 7 brillantes más.
La delegación guatemalteca cimentó su éxito en Managua en deportes como la natación, que le dio 17 oros; halterofilia, que le permitió colgarse 12 metales dorados; y Taekwondo, que la llevó a la cúspide del podio en seis ocasiones.
Fue la muestra de un equipo afinado y balanceado, que planificó lo que logró, lo que ya había ratificado en su paso por los XVIII Juegos Bolivarianos Santa Marta 2017, en donde superó con creces los pronósticos propios.
Supuestamente Guatemala tomaría los Bolivarianos como un «fogueo» previo a los Centroamericanos, como le indicó a Efe el presidente del Comité Olímpico Guatemalteco (COG), Gerardo Aguirre, el 25 de noviembre, un día antes de la inauguración de las competencias en Santa Marta.
Aguirre contaba con lograr 9 medallas de oro y 57 en total, pero la garra y preparación de los atletas nacionales lo sorprendió a él mismo, cuando la delegación volvió a casa con 72 medallas al cuello, 20 de las cuales eran de oro, 22 platas y 30 bronces.
En el certamen colombiano, Guatemala fue mejor que República Dominicana, Paraguay, Bolivia, El Salvador y Panamá; y por debajo de Perú, Ecuador, Chile, Venezuela y de la ganadora de los juegos, la local Colombia, que consiguió 213 medallas doradas.
Con este resultado, Guatemala logró posicionarse en la misma sexta ubicación de hace cuatro años, en su debut bolivariano, cuando en Trujillo 2013 consiguió 76 preseas, con 18 oros, 23 platas y 35 bronces, con una diferencia aún más evidente: la austeridad.
Hace cuatro años, el COG gastó 19 millones de quetzales (2,6 millones de dólares) y envió 380 atletas a los Bolivarianos, lo que el actual presidente del COG calificó de «un gasto per cápita tremendo» comparado a lo que llevaría a Santa Marta: «1,8 millones de quetzales (252.267 dólares) y 122 atletas».
El gimnasta Jorge Vega lideró al deporte guatemalteco este 2017 y fue la esperanza y el aliento para sus colegas y un pueblo ávido de triunfos con su medalla de plata en salto al potro en la Copa del Mundo Challenge de Gimnasia en Szombathely, Hungría (el 10 de septiembre) y su medalla de oro en la final de suelo del World Challenge Cup, de París, Francia, 7 días después.
Pero lejos de la luz bolivariana y centroamericana, Guatemala se ensombreció con los líos legales entre la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala(CDAG) y la Federación Nacional de Fútbol de Guatemala (Fedefut), cuyo desacuerdo mantiene suspendido al balompié nacional por la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), desde el 28 de octubre de 2016.
La FIFA suspendió internacionalmente al fútbol guatemalteco con la condición de aprobar unos nuevos estatutos federativos que no lograron recibir el visto bueno en septiembre de este año, por parte de la CDAG.
La FIFA había designado a una comisión normalizadora, encabezada por la exministra de Gobernación (Interior) Adela Camacho de Torrebiarte, en enero de 2016 para ordenar la situación en la Fedefut tras el escándalo internacional de corrupción conocido como «FIFA Gate».
Este escándalo llevó al arresto de varios dirigentes acusados de recibir sobornos a cambio de otorgar derechos de transmisión y que llevó a la suspensión del entonces presidente de la Fedefut, Brayan Jiménez, en arresto domiciliario en Estados Unidos.
Según el artículo 13 de los Estatutos de la FIFA, la suspensión de Guatemala, una situación que solo comparte Kuwait entre las 211 federaciones afiliadas, conlleva la pérdida de todos los derechos como miembro de la entidad.
El futuro, sin estatutos nacionales aprobados, con la selección y liga nacional desvinculada a la FIFA, continúa siendo una incógnita sin un claro desenlace en el horizonte.