En todas las apariciones de Guatemala en Juegos Olímpicos, el tiro ha sido el único deporte que no ha faltado desde la primera participación en Helsinki 1952 hasta la última en Tokyo 2020. Y en París 2024, no será la excepción, ya que han clasificado cuatro atletas.
La presencia de los tiradores nacionales en Juegos Olímpicos se ha vuelto tradición y ha marcado un legado de nombres propios con resultados importantes e historias que vale la pena conocer.
En 15 ediciones de Juegos Olímpicos y a lo largo de 68 años de historia, 30 atletas del deporte de tiro han sido parte de las delegaciones de Guatemala.
Sobresalen nombres como el de Víctor Manuel Castellanos, dos veces olímpico (México 1968 y Múnich 1972), Carlos Silva, tres veces olímpico y dos como abanderado (en Moscú 1980 y Seúl 1988) y Francisco Romero Arribas, el atleta guatemalteco con más participaciones olímpicas (Montreal 1976, Moscú 1980, Los Ángeles 1984, Barcelona 1992 y Atlanta 1996).
El linaje familiar también ha dicho presente con Francisco Romero Arribas, quien compitió junto a su padre, Francisco Romero Portilla, en Moscú 1980 y con su hermano, Juan Carlos, en Atlanta 1996.
Además, los hermanos Brol, con las apariciones de Jean Pierre en Londres 2012, y Hebert junto a Enrique en Rio 2016.
Entre las actuaciones destacadas, están la de Sergio Sánchez, octavo lugar y diploma olímpico en Atlanta 1996, Attila Solti (tirador húngaro-guatemalteco), quien logró dos Top 10 en Sídney 2000 y Atenas 2004; y Enrique Brol, décimo en Rio 2016.
La edición de Juegos Olímpicos con más tiradores nacionales fue en México 1968, cuando participaron 9 atletas.
Waleska Soto y Adriana Ruano hicieron historia en Tokyo 2020, al convertirse en las primeras mujeres en representar al tiro guatemalteco en Juegos Olímpicos.
En París 2024, repetirán Soto y Ruano (en la prueba de foso), quienes se unirán a Jean Pierre Brol (también en foso) y el más reciente clasificado, Sebastián Bermúdez (en skeet).