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Silencio en el que hubiera sido el primer día de Wimbledon

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WIMBLEDON, Inglaterra (AP) — Cuando dieron las 11 de la mañana en el All England Club, el silencio fue sepulcral.

No obedeció a que un jugador ataviado de blanco estaba a punto de ejecutar un saque en una de las varias pistas con un césped inmaculado en Wimbledon. La razón es que no se puede jugar tenis en el torneo de Grand Slam más antiguo del mundo.

El lunes hubiera sido el primer día de las dos semanas en Wimbledon, con partidos que usualmente dan comienzo poco antes del mediodía en las canchas exteriores. Pero debido a la pandemia de coronavirus, el torneo ha sido cancelado por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.

“Triste”, dijo Mary Robbins, una residente del distrito londinense de Wimbledon que atesora el poder ver a Roger Federer o Serena Williams saliendo a caminar por el vecindario. “Es algo que ha sido parte de nuestras vidas por siempre”.

Cada año, justo a tiempo para la temporada de las fresas en Gran Bretaña, el mundo del tenis se concentra en el All England Club. El tradicional uniforme blanco de los jugadores, el brillante césped verde que se transforma en marrón en el fondo de la pista, la majestuosa Cancha Central durante el último fin de semana.

“Es el momento cumbre del año para nosotros”, dijo Robert McNicol, el director de la biblioteca del All England Club y que desde marzo ha tenido que trabajar desde casa. “Como alguien que ama el tenis, para esto vivo cada año”.

Este 2020 no ha sido como años previos. El coronavirus ha cobrado más de 500.000 vidas en todo el mundo, y paralizando la actividad deportiva.

Y si bien muchos deportes han vuelto a la acción o están a punto de hacerlo, Wimbledon decidió en abril en no montar el torneo este año, en parte porque tomó el recaudo de adquirir un póliza de seguro por una pandemia.

Ese seguro le ayudará al All England Club mitigar la pérdida de ingresos este años, pero los negocios en la Villa de Wimbledon en sus alrededores han sufrido.

Normalmente, las tiendas, restaurantes y bares adornan sus ventanas con alegorías del tenis, para atraer clientes. Es como un pequeño paraíso tenístico durante dos semanas.

“El tenis cuadriplica mi ingreso, lo que me permite pagar mi alquiler”, dijo Kelly Duffy, la dueña de un restaurante cuyos comensales suelen ser jugadores profesionales y sus familias.

Duff ha tenido cierta suerte. Al tener una licencia para vender alcohol para llevar, al igual que comida, ha podido mantener abierto su negocio durante la mayor parte de la cuarentena, captando algo más de dinero a lo usual en meses recientes.

Otros no han tenido la misma suerte, primero con el confinamiento, y luego por la ausencia del turismo vinculado al tenis.

“Captar nueva clientela es importante, por lo tanto el tenis es esencial”, dijo Maria Di Nuzzo, la subadministradora de una tienda de ropa en la villa. “No es ni la sombra a lo del año pasado”.

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