Quique Setién era noticia en los últimos días por la querella que ha presentado contra el Barça, por unos supuestos impagos. Acusa a la directiva, en aquel entonces liderada por Josep María Bartomeu, de no pagarle el finiquito, ni a él, ni al resto de su cuerpo técnica, y de echarle de malas maneras. Sin duda, está haciendo méritos para ser considerado ‘persona non grata’ en el club azulgrana, después del pésimo trabajo que hizo en los pocos meses que estuvo.
Llegó para reemplazar a Ernesto Valverde, que fue despedido de manera muy extraña. Porque, si bien estuvo empañado por los desastres en el Olímpico de Roma y en Anfield, hizo un buen trabajo en el tiempo que estuvo. Y nadie se esperaba su destitución a mitad de curso, en el mes de enero. A la plantilla no le gustó ni un pelo, y tampoco quedaron muy satisfechos con el nombramiento del cántabro, sin demasiada experiencia en la élite.
Y pasó lo que muchos se esperaban, que no solo no mejoró nada, si no que incluso empeoró las cosas. No ganó ni un solo título, y fue humillado en la Champions League por el Bayern de Múnich, por un contundente e histórico ocho a dos. Además, tampoco cuajó buena relación con la gran mayoría de los pesos pesados, entre ellos, Gerard Piqué y Leo Messi. Desde entonces, hace ya casi cuatro meses, está en la cola del paro, y en busca de un nuevo reto.
Setién está convencido de que tarde o temprano llegará una oportunidad, y es justo lo que ha ocurrido. El Real Betis Balompié, donde estuvo hace un par de años, y donde consiguió devolver a los andaluces a competiciones europeas, se ha interesado en su regreso. Manuel Pellegrini comenzó con mucha fuerza, pero se ha ido deshinchando a medida que avanzaban las jornadas, y ahora mismo está en la cuerda floja. Porque los resultados no mejoran.
