Sammis Reyes creció en la pobreza, hijo de una profesora de educación física y un liquidador de seguros automotrices. Sin embargo, soñaba con lo que podía ser su vida.
Cuando la oportunidad de jugar baloncesto en Estados Unidos se le presentó siendo un adolescente, su familia le envió 50 dólares al mes para vivir. Reyes no sabía nada de inglés y aprendió todo lo que pudo viendo la película “The Matrix”.
Ahora está cerca de hacer historia. Washington colocó al tight end Logan Thomas en la lista de lesionados por una lesión del isquiotibial y su posible ausencia por al menos tres partidos podría abrir la puerta para que Reyes se convierta en el primer chileno que juegue en la NFL.
Si Reyes juega el domingo ante los Saints de Nueva Orleans o poco después, ello marcaría un hito en la travesía del jugador de 25 años, que lo llevó de Talcahuano al emparrillado y con varios vericuetos.
“En el lugar de donde vengo, el costo de un casco equivale a lo que los padres pagan por seis meses de educación”, reconoció Reyes. “No soy ingenuo ante el hecho de que soy el primero en lograrlo. Me siento agradecido por la oportunidad de demostrar que lo podemos lograr, que la gente de Chile puede hacer cosas grandes y podemos dejar el país y obtener buenas oportunidades en otro lugar”.
Washington firmó al experimentado Jace Sternberger, selección de tercera ronda en el draft de 2019 y que fue descartado por los Packers tras una suspensión de dos partidos por quebrantar el reglamento de sustancias prohibidas de la liga.
Pero la familiaridad de Reyes con el sistema del coordinador ofensivo Scott Turner y su meteórico ascenso — de no saber nada del fútbol americano a estar en la alineación de un equipo en la NFL — lo convierte en el favorito para reemplazar a Thomas.
“Parece que Sammis tendrá una oportunidad”, dijo el entrenador en jefe Ron Rivera. “Tendrá que comenzar a alistarse y prepararse para salir”.
Reyes cree que su vida ha sido una serie de fracasos que, sin embargo, lo han llevado a este momento. Sus padres jugaron baloncesto y a él, el equipo nacional chileno le abrió la oportunidad de irse a Estados Unidos con una beca.
Vivió en Florida y Hawái, y eventualmente en Nueva Orleáns, donde Reyes jugó en la primera división del baloncesto universitario con Tulane. Cuando ello no fructificó en una carrera a largo plazo, se convirtió en repartidor para la empresa de distribución de comida DoorDash al inicio de la pandemia mientras escuchaba podcasts para entender todo sobre el fútbol americano.
“Mientras conducía, me sentaba a escuchar y trataba de entender qué significaba una defensa de 4-3”, relató. “Aproveché cada segundo e hice lo mejor que pude con eso””.
El jugador de 1,95 metros y 117 kilogramos siguió recibiendo recomendaciones para jugar fútbol americano, por lo que entró al NFL International Pathway Player Program.
Después de apenas 10 semanas y la oportunidad de mostrar sus habilidades, recibió un contrato de tres años con Washington. Su sueño era quedarse en ese equipo, pues juega en la zona que se ha convertido en su nueva casa, dado que su familia reside ahí.
“Acá está toda la gente a la que amo, salvo por mi familia de Chile, desde luego”, contó. “Finalmente me sentí en casa después de buscar esto por tantos años”.
Reyes pasó largas noches estudiando el libro de jugadas y dejando su teléfono lejos para que no lo distrajera. Se concentró en dibujar las jugadas e intentó alcanzar a sus compañeros que tienen años de experiencia.
Demostró suficiente comprensión durante el campamento de entrenamiento y los partidos de pretemporada para ganarse su lugar en el roster de 53 jugadores y Rivera se ha referido a Reyes como parte del futuro de Washington.
“Tiene el cuerpo para eso, también la mentalidad”, indicó Rivera el lunes. “Cuando lo ves, cómo se prepara, la forma en la que estudia y se alista para las cosas, lo hace de la forma correcta”.
Rivera opina que el hecho de que Reyes sea chileno es importante para demostrar que el fútbol americano es un deporte internacionalizado.
“Es bueno que puedas encontrar a deportistas de todas partes”, consideró Rivera, de padre puertorriqueño y madre mexicana.
Pero llegar a la NFL como chileno fue una sorpresa para Reyes, quien entendía muy poco de este deporte hace apenas unos meses.
El domingo, tendrá la oportunidad de demostrar lo lejos que ha llegado.
“Ha sido una locura”, recalcó. “Ha sido un año duro, pero al mismo tiempo, es probablemente el año que más me ha recompensado en mi vida”.