Con una sonrisa característica y la frase de “al que madruga Dios lo ayuda”, Ronald Ramírez inicia todos los días muy temprano con sus entrenamientos para perfeccionar sus saltos y se prepara para las pruebas del decatlón (Competición masculina de atletismo en que los deportistas compiten en diez pruebas).
Ronald, inició su carrera deportiva con apenas 12 años, sin imaginar que llegaría a ser uno de los mejores exponentes del atletismo nacional que han surgido en las últimas décadas, luego de haber establecido récords en todas las categorías juveniles en las que ha competido y que han pasado a ser parte del libro dorado en su disciplina.
“Todos los triunfos se los dedico a mi madrecita que siempre me ha apoyado al igual que mi papa y mis hermanos”, expresó Ramírez.
Cuando tenía 14 años, el izabalense estableció el récord nacional en la prueba de Heptatlón en la categoría Juvenil C, con un total de 4 mil 884 puntos, salto de altura con 1.90 metros y el lanzamiento de jabalina con 49.90.
Dos años después, cambió de categoría y su próximo reto fue en la Juvenil B (16 y 17 años) en donde marcó dos records en el salto de altura con 1.97 metros y en la desaparecida prueba de octatlón con un récord de 5 mil 150 puntos.
A sus 18 años, Ronald estableció un nuevo récord en salto de altura con 2.03 metros en la categoría Juvenil “A” y se acercó a su máximo sueño: el récord absoluto de 2.10 que el legendario Teodoro Palacios Flores impuso en 1960.
De la mano de su entrenador Ernesto Selva, Ramírez lucha día a día en dos sesiones diarias (la primera inicia a las 6:00 y la segunda a las 16:00 horas), en las que se esfuerza para dejarlo todo por su país en las competencias y marcar una nueva era en el salto de altura nacional.
“Este año mi máximo sueño es superar el récord a Teodoro Palacios Flores y hacer una buena marca para ir a los Juegos Olímpicos de Rio 2016 en decatlón”, comentó el izabalense.
“Para mí es un gran orgullo representar a mi país y cuando me subo al podio me siento muy feliz de darle una medalla a Guatemala”, finaliza Ronald.
