Un gran partido de Pedro Rodríguez sostuvo en el liderato al Barcelona, que ganó 2-5 al Getafe en una goleada engañosa, en la que el delantero canario hizo en ocho minutos un triplete que sirvió al cuadro azulgrana para remontar un marcador adverso de dos goles.
El Getafe tuvo en sus manos una oportunidad única de sorprender al conjunto azulgrana. Jamás se había visto en una parecida, con un 2-0 a favor en el marcador y con su rival grogui, aturdido, perdido y devorado por sus fallos. En quince minutos pasó de un posible 3-0 al 2-3, con una aparición salvadora de Pedro Rodríguez, que dio un golpe de encima de la mesa para alcanzar la cifra de siete goles en seis partidos.
Antes del encuentro nadie en el Getafe se fiaba de las bajas de Neymar, Lionel Messi, Xavi Hernández y Víctor Valdés. Son cuatro futbolistas básicos y determinantes en el esquema del equipo de Gerardo «Tata» Martino. Pero, sus sustitutos aún destilan mucha superioridad para los futbolistas del club del sur de Madrid.
El primer jarro de agua fría para el Barcelona llegó con una combinación explosiva de Lafita, que asistió de tacón a Escudero, que recorrió sin obstáculos medio campo hasta plantarse delante de Pinto, a quien fusiló sin piedad.
El Barcelona, perdido, concedió otro gol pocos minutos después. Lo hizo en una jugada de manual del Getafe. Sólo tenían que haber visto unos cuantos vídeos para protegerse de los cabezazos de Lisandro López. El argentino es un experto en rematar saques de esquina que acaban en las redes rivales. No pareció darse cuenta de eso el equipo catalán cuando nadie cubrió a Lisandro, que, solo dentro del área pequeña, hizo el segundo tras un córner botado por Pedro León.
Esa última indecisión dio vida al Barcelona, que poco a poco tomó el mando del partido y en un suspiro marcó tres goles ante la incredulidad local. Los tres, de Pedro. El primero, de vaselina tras aprovechar un pase de Cesc después de una perdida de Lafita en el centro del campo; el segundo, de fuerte disparo por la escuadra con otra perdida anterior, esta vez de Borja; y el tercero, con un remate dentro del área que justo precedió al descanso.
El Getafe, hundido, vio como Cesc Fabregas sentenciaba la historia con dos goles, el segundo de penalti. Fue el hundimiento para los hombres de Luis García, que sufrieron un castigo excesivo y desperdiciaron, con su impaciencia y con errores de principiante, un partido que pudieron ganar.
Por eso, el Atlético se quedó sin su soñado liderato. Y también por culpa de Pedro, que reactivó a sus compañeros cuando estaban en el alambre. Las carencias del Barcelona se mantienen ocultas. No es el mismo Barcelona de otros años, pero sigue arriba. Es menos efectista y más resultadista. El Atlético espera en el Calderón dentro de dos jornadas. Ahí se puede destapar la verdad.