El español Rafael Nadal no se intimidó por el despliegue agresivo del suizo Roger Federer, a quien doblegó de forma magistral por 7-6 (4), 6-3 y 6-3 en dos horas y 24 minutos, para alcanzar por tercera vez la final del Abierto de Australia, donde el domingo se enfrentará con el también suizo Stanislas Wawrinka.
Con el techo de la Rod Laver Arena abierto, después de las lluvias de por la mañana, ambiente frío y un ligero viento, la pista central se llenó (unos 15.000 espectadores) como si se tratase ya de la final.
El suizo tuvo que rendirse a la evidencia de que el de Manacor sabe perfectamente cómo jugarle y cómo vencerle, ya que no logra imponerse en el Grand Slam al español desde Wimbledon en 2007, y Rafa lleva ya 23 victorias por 10 derrotas.
«Es una sensación increíble, después de haberme perdido el año pasado», dijo Nadal al referirse a la tercera final que jugará en Melbourne y a su ausencia en el 2013. «Es un gran honor para mí jugar contra él», añadió al referirse a Federer, «esto hace que este partido sea muy especial».
«Estoy orgulloso de haber jugado contra él hoy. Y ahora quiero disfrutar de esta victoria ante Roger, porque empezar la sesión con una final en el primer Grande de la temporada es increíble», apostilló.
Si Rafa gana el domingo a Wawrinka, verdugo del checo Tomas Berdych en la otra semifinal disputada el jueves, y logra su Grande número 14, además de empatar con el estadounidense Pete Sampras en número de grandes y colocarse a tres del líder Federer, el español se convertirá en el tercer jugador en la historia en ganar dos veces cada uno de los cuatro torneos que forman el Grand Slam, después de los australianos Roy Emerson y Rod Laver.