El popular rapero Post Malone pidió tocar el sábado, así podía asistir el evento deportivo del año.
Uno de los espectáculos deportivos más importantes del mundo visita la Florida este fin de semana para llevar a cabo el primer Gran Premio de Miami.
En las últimas dos décadas ha habido mayormente carreras de NASCAR por estas partes. La popularidad de la serie IndyCar sube y baja. La F1 es algo distante. Para verla por televisión, hay que levantarse temprano. Pero resulta mucho más deslumbrante que cualquier cosa que haya podido ver el aficionado al automovilismo estadounidense.
Las pruebas de F1 se corren en Australia y Azerbaiyán, en Monza y Mónaco, en Singapur y Arabia Saudí. Sus pilotos enfrentan dilemas morales cuando les toca correr en países con situaciones de los derechos humanos cuestionables o restricciones deplorables. Un cohete causó destrozos en una refinería de petróleo cercana en marzo durante un ensayo en Arabia Saudí y los autos siguieron corriendo mientras en la distancia, a algunos kilómetros, se veían llamas y humo. Los pilotos consideraron la posibilidad de no participar en la prueba, aunque al final lo hicieron.
Si bien el circo de la F1 es un espectáculo muy distinto a lo que están habituados los estadounidenses, la docuserie de Netflix “Drive to Survive” sobre el mundo del circuito captó una nueva audiencia. Tom Garfinkel, vicepresidente de los Dolphins de Miami de la NFL y del Hard Rock Stadium, es uno de los dueños de la carrera de Miami. Busca una segunda escala de la F1 en Estados Unidos (la primera es Texas) desde el 2017, antes de que la serie de Netflix ganara popularidad.
El evento dura tres días (cinco si se toman en cuenta las fiestas de los dos días previos) y es el más publicitado que tiene lugar en el Hard Rock en bastante tiempo. La entrada más barata es de 300 dólares, para los ensayos del viernes. Las suites ni siquiera salieron a la venta porque Garfinkel tenía ya unos 5.000 interesados que habían depositado 5.000 dólares cada uno en forma anticipada.
Hubo cuatro años sin carreras de F1 en Estados Unidos cuando se dejó de correr el Gran Premio de Indianápolis en el famoso Motor Speedway en el 2007. La categoría regresó en el 2012 a Austin (Texas) y la popularidad de “Drive to Survive”, estrenada en el 2019, ayudó a generar un festival de tres días que el año pasado atrajo más de 300.000 personas.
El grupo de Garfinkel admitirá un máximo de 85.000 espectadores en el Autódromo Internacional de Miami para que la gente pueda disfrutar un poco de la vida apasionante que captura la serie de Netflix.
Los planes originales contemplaban una pista en el centro de Miami, pero fue reubicada 23 kilómetros (15 millas) al norte para incorporar al Hard Rock Stadium.