La selección mexicana de fútbol empató sin goles ante Estados Unidos por la tercera jornada de eliminatoria de la Concacaf rumbo a la Copa del Mundo Brasil 2014 y defraudó la confianza de los 100.000 fanáticos que llenaron el estadio Azteca, convertido en una olla de presión.
La afición local, que llegó al estadio desde tres horas antes del encuentro, se dio cuenta que era un partido clave y aunque todo el tiempo confió en la victoria de su representativo, ésta no llegó.
Las múltiples conversaciones de los aficionados, en camino al estadio y dentro del inmueble, versaban sobre un triunfo seguro del Tricolor y la única duda la manifestaba en el marcador y el posible anotador.
No había espacio para el pesimismo o para un resultado adverso, no en el Azteca y menos ante Estados Unidos, el odiado rival del área, pero el camino hacía Brasil se está complicando apenas en el tercer partido de diez que se jugarán.
El Tricolor salió con la obligación del triunfo, después de dos empates ante Jamaica (1-1 en casa) y Honduras (2-2 como visitante), y no cumplió ya que solo pudo sumar su tercera igualada en el mismo número de partidos para tener así su peor arranque en una eliminatoria mundialista.