Alguien hará historia el domingo en un Super Bowl con tantas tramas paralelas que bien podrían llenar una temporada de programación televisiva.
Tom Brady ya es el rey del Juego de Tronos y busca su séptimo anillo. Patrick Mahomes, el aparente heredero en la dinastía de quarterbacks de elite, busca con Kansas City un segundo título consecutivo —algo que ningún equipo ha logrado desde que Brady guio a Nueva Inglaterra al bicampeonato en las temporadas de 2003 y 2004.
Brady, quien tiene 43 años, disputará su 10mo Super Bowl, pero ahora con un nuevo uniforme, el de los Buccaneers —cuya casa es Tampa Bay. Sí, Tampa, Florida, donde se jugará el partido por el título este año.
Así que los Piratas del Caribe tocan puerto. Será la primera vez que un equipo jugará el Super Bowl en su estadio.
La NFL y las autoridades de salud de Florida aprobaron la asistencia de 22.000 aficionados. Todos tendrán que portar mascarillas.
El Estadio Raymond James tiene capacidad para 75.000 espectadores.
Cada equipo siguió un camino muy distinto al Super Bowl. Los Buccaneers (14-5) terminaron segundos en la División Sur de la Conferencia Nacional por detrás de los Saints, lo cual los llevó a la ruta del duelo de comodín. Esto significó viajes a Washington, Nueva Orleans y Green Bay.
Ahora están en casa.
Los Chiefs (16-2) terminaron en el primer sitio y obtuvieron como premio la única semana de descanso otorgada en la Conferencia Americana. Posteriormente superaron a Cleveland con Mahomes fuera la mitad del encuentro, antes de eliminar a Búfalo.
Para este domingo cada conjunto estará más que entusiasmado de volver a terreno y escribir el capítulo final de una atípica temporada.