Las continuas lesiones de Bale (ha sufrido 11 en tres temporadas) y sus lentas recuperaciones empiezan a agotar la paciencia de la planta noble del Madrid. De hecho, un amplio sector de la cúpula madridista ya le ve como el nuevo Robben por su fragilidad y empieza a valorar la opción de traspasarle el próximo verano. Razones para ello no les faltan. Y es quedesde que llegó al Madrid, en el verano de 2013, el galés ha disputado sólo 8.620 minutos de un total de 13.590, lo que significa que ha jugado sólo el 63%. Ese porcentaje es muy inferior si nos limitamos sólo a la presente temporada, en la que ha jugado sólo el 44% (1.265′ de 2.880′). La temporada en la que las lesiones le permitieron tener más continuidad fue la pasada. Entonces disputó el 76% de los minutos (4.036 de 5.310′). Mientras que en su primera campaña como madridista no pasó del 61% (3.319′ de 5.400′).
Si se tienen en cuenta los 100,7 millones que pagó el Madrid al Tottenham por su traspaso y los 18 millones brutos que cobra de salario por temporada, cada partido que disputa Bale le cuesta al Madrid 750.000 euros. En términos económicos se puede considerar poco rentable su fichaje. Pero es que además, los resultados demuestran que el Madrid no se resiente en su ausencia, puesto que los blancos tan sólo han perdido un partido sin él. Fue en la jornada 37 de la temporada 2013-14.
Bale se lesionó el pasado 17 de enero ante el Sporting, en su mejor momento de forma desde que llegó al Madrid, y todavía sigue sin entrar en el grupo. Hace unos días tuvo una recaída y Zidane no está pudiendo contar con él en un momento clave de la temporada. Ya se ha perdido seis encuentros (contra Betis, Espanyol, Granada, Athletic, Roma y Málaga) y todo parece indicar que tampoco estará el sábado en el Calderón.