Antes de cruzar la meta por última vez en una carrera que la ha convertido en la velocista más condecorada en la historia de Estados Unidos. Allyson Felix estaba interesada en algo menos competitivo y más relajado: Una vuelta de honor por el carril de los recuerdos.
Recordó la época en que era una joven tímida pero talentosa en las carreras de velocidad, apenas a los 17 años. En aquel entonces, la gloria en los Juegos Olímpicos y en los Mundiales eran apenas una esperanza.
Ahora se pregunta: ¿La adolescente Allyson habría imaginado que para cuando cumpliera 36 años y estuviera lista para su última carrera, en el Mundial de Atletismo en Eugene, habría logrado tanto, dentro y fuera de las pistas?
Felix ciertamente encontró su velocidad en la pista y, más tarde, halló su voz afuera de ésta. Ha brillado en los grandes estadios de todo el mundo —29 medallas en Olímpicos y Mundiales— y ha colaborado con Nike para hablar de temas del embarazo, como parte de los esfuerzos que la han convertido en una defensora de los derechos de las mujeres.
Este viernes, después del relevo mixto de 4×400, Felix dirá adiós a las pistas. Podría incluso despojarse de sus zapatillas Saysh, con las que corre ahora, y dejarlas en la pista.
Sería un último y simbólico gesto para emitir un mensaje enfático: ha dejado una huella profunda.
“Estoy superorgullosa de todo lo que ha pasado en la pista”, dijo Felix en una entrevista con The Associated Press. “Pero pienso que mis mayores logros son las cosas en las que no necesariamente gané una medalla”.
Pronto, Felix será simplemente madre, no velocista. Tampoco velocista/madre. Simplemente madre, y le gusta cómo suena eso.
Está ansiosa por vivir a un ritmo mucho más relajado, que incluya llevar a su hija Camryn, quien cumple 4 años el 28 de noviembre, a sus entrenamientos de fútbol.
“Estoy emocionada por todas las cosas normales, cosas que podrían parecerles aburridas a algunos”, dijo la californiana Felix. “He crecido mucho desde que era aquella adolescente que comenzaba y que era tan tímida. Nunca habría imaginado esto: Correr hasta entrados los 30 años. A los 17 años habría sentido que mi edad actual es la de una persona vieja”.
Desde que se convirtió en profesional al salir de la secundaria, Felix no ha dejado de entrenar ni de competir. Simplemente trata de extraerle algo más de velocidad a su cuerpo alargado, que alguna vez le ganó el mote de “Chicken Legs” (Piernas de Pollo).
Ganó el oro en su prueba favorita, los 200 metros, durante los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, Fue una de sus 11 medallas olímpicas.
Ha cosechado muchos metales también como parte del equipo de relevos, y es favorita para obtener otra el viernes (no se clasificó en el evento individual).
“No hay nada como pararse en la línea de salida y saber que estás a punto de averiguar quién será la mas rápida en ese día”, comentó Felix.
Sin duda, está en un territorio en que podría considerarse la más grande de todos los tiempos, justo ahí, con la realeza de Usain Bolt, Carl Lewis, Jesse Owens, Michael Johnson, la fallecida Florence Griffith Joyner y Jackie Joyner-Kersee.
“Su conexión con el deporte trasciende el ámbito de una velocista”, dijo Joyner Kersee, la integrante del Salón de la Fama cuyo marido Bobby Kersee ha sido entrenador de Felix durante años. “Extrañaremos su presencia en la pista, pero su corazón y su alma se conectarán para siempre con este deporte. Esto no se perderá ni se olvidará jamás”.
Lo que Felix no echará de menos es fácil de adivinar: Las intensas prácticas con el entrenador Kersee. Como la del otro día, en que la sometió a una sesión final atroz.
Incluyó 500 metros a toda velocidad. Felix se desplomó exhausta tras cruzar la meta.
“No me importa nada cuando he dejado la línea de salida”, dijo Felix.
Ahora, usará más otras herramientas, como su voz.
Siempre tuvo la plataforma, pero dudó en usarla durante buena parte de su carrera. No quería herir susceptibilidades.
“Simplemente me decía: ‘Mantén la cabeza abajo’ Esta pista es el lugar donde debes estar”, recordó.
No más. No desde un embarazo complicado en el que lidió con la preclamsia y con una cesárea de emergencia para dar a luz a Camryn.
Su acuerdo con Nike venció en diciembre de 2017. Hace unos años, explicó en un artículo para The New York Times que la empresa buscaba pagarle 70% menos. Aunque estaba dispuesta a aceptar una reducción, quería garantías acerca de la maternidad. Su propuesta fue rechazada.
Siguió entonces los pasos de atletas como Alysia Montaño y Kara Goucher, que se han pronunciado acerca de la necesidad de que los patrocinadores respalden a las deportistas antes, durante y después del embarazo —que los contratos no penalicen a alguien por iniciar una familia.
Al final, la postura derivó en un cambio. Nike anunció que planeaba alterar los contratos de modo que las deportistas no fueran penalizadas por tener bebés.
Felix incluye ésa entre sus mayores victorias. Ha hablado también en el Congreso sobre la necesidad de resolver la inequidad racial en la mortalidad materna.
“Esto es algo en que las vidas pueden ser cambiadas y afectadas”, indicó Felix. “Es algo realmente grande para mí”.
Asimismo, fundó la empresa de calzado Saysh para mujeres. En Tokio, ganó un bronce en los 400 metros con las zapatillas que ella misma vislumbró.
Aquel bronce, por muchos motivos, le significó tanto como el oro.