Holanda vive sumida en una grave crisis que ya le hizo perderse la última Eurocopa, pese a que de su grupo se clasificaron los tres primeros. El objetivo ahora es enderezar el rumbo y meterse en el Mundial de Rusia, aunque la situación se presenta igual de complicada. Después de empatar en Suecia en el primer encuentro, recibe a Bielorrusia con la necesidad imperiosa de ganar.
Si no lo hace, la visita el lunes de la todopoderosa Francia se presume como una última bala para poder estar en la cita mundialista, más teniendo en cuenta que sólo el primero de grupo obtiene el billete directo. Ante este doble enfrentamiento de verdadera enjundia (los bielorrusos fueron capaces de arañarle un empate a Francia en su debut), el seleccionador Blind había confiado en poder recuperar a Robben de la última de sus lesiones. Ayer, sin embargo, confirmó que el extremo del Bayern no podrá estar en ninguno de los dos encuentros, por lo que la depresión es total. Tampoco estará Janmaat.
Bielorrusia vuelve a basarse en la estructura del BATE Borisov para formar una selección competitiva. El orden defensivo será clave, más hoy en Rotterdam ante una Holanda más vulnerable que nunca.
