El gran inicio de Gareth Bale esta temporada se vio truncado por una lesión que, sin parecer especialmente grave en un inicio, sí ha terminado por serlo. El infortunio, que tuvo lugar a finales de noviembre, en el partido de Champions disputado en Lisboa ante el Sporting Portugal, le impedirá jugar durante alrededor de cinco meses.
Pese a que inicialmente se estimó una baja para una plazo medio, el diagnóstico final fue más allá incluso del peor de los presagios: aunque al principio se temía por su ausencia en el Clásico o en el Mundial de Clubes, lo cierto es que Bale podría no volver a jugar hasta abril.