Los ticos partían uno tras otro, como libélulas enloquecidas que soltaban al escarabajo que se había quedado íngrimo, solitario luego que sus 6 compatriotas habían puesto paso y que al Cerro de la Muerte lo convertían en el Cerro de la Victoria. La maravilla que es Facebook Live que hizo olvidar hace 10 días esa espera, como aficionados de ciclismo que solamente vemos pasar raudos a las bicicletas y nos olvidamos de todo con la sensación del relato que llega al radio receptor, pero ahora el Face nos lleva a todos lados y alguien conectado con un pequeño celular puede hacer maravillas, como en la que nos transportó el de la Federación de Ciclismo Costarricense.
La etapa parecía mundana, la penúltima, la que coronaría a un escarabajo más para su triunfo 21 y cada vez más cerca de las 25 que tenían los Ticos en sus alforjas, todos ellos iban en la fuga, esta vez 7 corredores formaban cada uno de los equipos. Mi propuesta es que de nuevo sean 4 ciclistas nada más o 6 pues, para que las Vueltas sean de kamikazes, dispuestos a las grandes escapadas, sin tanto juego de equipos donde uno de ellos comanda con paso feroz, como hace el Sky en las Grandes Vueltas, con 8 corredores que se comen al resto del pelotón, a paso impuesto no hay buen soldado que lo soporte.
Así iba esta con los 7 Strogman Coldeportes de Colombia, en la fuga de una veintena de corredores. Marcando el paso, jugando con la montaña, y dándose además el zarpazo del colombiano Oscar Quiroz, quien había metido casi 10 minutos de ventaja a un grupo donde a paso de ballerina por momentos y en otro de esforzado escarabajo, era dirigido por Aristóbulo Cala, flamante ganador de la Vuelta a Colombia 2017. Como iba esperar algo en una etapa controlada con las fuerzas disminuidas por los casi 10 días de carrera. Hasta que las emociones de Cartago nos elevaron la adrenalina porque se acercaba la montaña y como Quiroz estaba a más de 20 minutos de su compatriota Diego Cano en la General y de los ticos Brian Salas y Daniel Bonilla del Nestlé Giant, controlados en la etapa anterior, en esa misma montaña solo que en el segmento de ida, nos enfrentábamos a la Vuelta que dejaría prácticamente al ganador de la carrera.
El ciclismo de ruta es, el drama de la carretera, del pinchazo el cadenazo, las grandes fugas, la montaña. Esta Vuelta parecía condenada a la gran fuga de la Primera Etapa cuando los gregarios del Strongman, Nestlé y Canels destrozaron la carrera con un lote de 20 corredores que sacaron más de 25 minutos y así habían sobrevivido al ataque de los capos. Román Villalobos, uno de los favoritos previos, ya solo soñaba con triunfos de etapa, de los cuales logró 2. Fue así como los últimos 10 kilómetros de carrera fueron néctar de los Dioses del ciclismo. Los colombianos se fueros desperdigando como las uvas navideñas, uno a uno caían del tronco de la fuga. Primero fue Javier González, luego el afamado Aristóbulo Cala, seguido de William Muñoz. Empezaron los ataques en cadena, encabezados por Brian Salas que partía una y otra vez, con Diego Cano marcándolo a la rueda. Era un mano a mano de ticos y colombianos del equipo de Cundinamarca. Jonathan Cañaveral, en ese momento tercero en la general era el único que quedaba junto a Cano y perdió la rueda, se le fue el vagón. Los cafeteros ticos quedaban listos para la escaramuza final. Un ataque más de Salas y esta vez ya no responden las piernas de Cano, aprovecha la fila tica y parte Román Villalobos, luego Joseph Chavarría el único centroamericano en ganar la Vuelta al Táchira, después venía Daniel Bonilla que aun peleaba duro por el podio y era la segunda baza para pelear el Giro tico, atrás de él se metía el Sub 23 Sebastián Moya. Una locura, luego que Oscar Quiroz ganara con 4 minutos de ventaja no importaba nada más. Cartago se convirtió en el Rubicón de Julio César, Alea Jacta Est, la Suerte estaba echada, demolieron a los escarabajos en su propio festín, en la montaña que rodeaba a Cartago se quedaba la Vuelta en Costa Rica, una etapota para los recuerdos deportivos del 2018.
Parecía inexorable que Colombia ganara la Vuelta Tica, lo cual no hacía desde el 2012 cuando Oscar Sánchez dejó a Román Villalobos en segunda posición, al doble ganador de la Vuelta a Guatemala (2015 en la Portada de Antorcha en su fiesta en Xela y en 2016) y dicho escarabajo ganó nuestra Vuelta en 2013. Pero no fue así, se quedó en manos ticas de nuevo, como lo han hecho en 14 de las últimas 19 ediciones. Todavía están trémulas mis manos de recordar el momento.