Estirar es una práctica común dentro del ámbito deportivo; sin embargo, esta práctica no debe limitarse solamente a ello, ya que realizarla debería ser un hábito, por los beneficios que proporciona a nuestro cuerpo.
Así como alimentarse bien e hidratarse constantemente, es fundamental que antes o después de realizar ejercicio se ejecuten rutinas de estiramientos, ya que la elongación proporciona flexibilidad a los músculos y mejora el movimiento de las articulaciones, con lo cual se previenen y reducen los riesgos de lesiones.
Por estas razones, sus beneficios se expanden al alivio de contracturas o tensión muscular, ocasionadas muchas veces por las malas posturas o el estrés.
A continuación les indicamos en que momentos puedes estirar los músculos y hacer de ello una práctica de vida saludable.
AL DESPERTAR
Quizá alguna vez se han levantado con el cuerpo rígido al levantarte de la cama. Es acá que estirarse te permitirá activar tu cuerpo, principalmente en zonas como las piernas, la espalda y el cuello.
Suaves movimientos contínuos de la cabeza de izquierda a derecha, hacia arriba o hacia abajo, relajarán el cuello. Luego, estando parados, bajamos las manos hasta tocar los pies, sin doblar rodillas, con ello se beneficiarán los músculos de las piernas. Finalmente, acostados, se encojen las piernas hasta abrazarlas, para estirar la espalda.
ANTES Y DESPUÉS DEL EJERCICIO
Esta es una ley en el deporte, primero para preparar el cuerpo antes del esfuerzo físico, con rutinas que rondan los 5 o 10 minutos, entre trotar, saltar y movimientos de brazos, piernas y cadera, los que despiertan las articulaciones, músculos y tendones.
Después, se realiza una nueva rutina para, paulatinamente, reducir el esfuerzo y relajar el cuerpo, con lo cual se evitan contracturas o sobrecargas.
EN EL LUGAR DE TRABAJO
Detenerse un instante para estirar el cuerpo, ayudará a evitar tensiones musculares, que son de los principales problemas producto de pasar horas sentados, o con una postura incorrecta frente a la computadora.
Un movimiento recomendado, es colocar el brazo encima de la cabeza y con la mano, tocar la oreja contraria; luego, jalar el cuello por un instante para relajarlo. También se pueden hacer movimientos circulares de la cabeza con la espalda recta para beneficiar esta área.
Subir los brazos y estirarlos hacia arriba por unos segundos reconfortará los hombros. No se deben olvidar las manos con un ejercicio siemple, separando los dedos lo más que se pueda, regresarlos a su posición y luego repetir.
También se pueden estirar los brazos hacia el frente, cerrar puños y apretar; en esta posición se puede concluir girando las muñecas.
Todos estos ejercicios también serán útiles cuando se tengan momentos de ansiedad y estrés, siempre con movimientos lentos y que no provoquen dolor.