Primero ¿Por qué es importante la vacuna? Según el CDC de EEUU:
✔️ Es altamente efectiva para prevenir que contraigas la enfermedad. Aun si te llegara a dar, será mucho más leve si fuiste vacunado.
✔️ Es la manera más segura de ayudar a generar protección. Además, Los riesgos de tener alguna reacción secundaria son muy bajos (similares a otras vacunas).
✔️ Es una herramienta importante para ayudar a frenar la pandemia y volver a la vida normal.
Todas las vacunas ya autorizadas o en proceso de aprobación contra COVID-19 se pueden clasificar en tres tipos principales: las que usan todo el virus atenuado o desactivado (AstraZeneca y Sputnik V); solo las partes del virus que interactúan y disparan la respuesta inmune; o solo el material genético – RNA (Moderna y Pfizer) o DNA.
Al día de hoy se han vacunado contra COVID-19 123 millones de personas a nivel mundial, lo que equivale a 1.5% de la población total. Además, se han reportado 106 millones de casos positivos en 14 meses de pandemia (1.4% de la población total). Si se quiere vacunar a 90%, eso representa a 7,060 millones de personas. Vacunar a esa cantidad de personas en 2 años representaría 10 millones de primeras dosis y 10 millones de segundas dosis diariamente, lo cual constituye una logística de producción y distribución gigantesca. En otras palabras, luego de 54 días de haber iniciado la vacunación, deberían estar vacunadas unas 540 millones de personas para lograr concluir en 2 años. Al ritmo actual, tomaría 9 años y medio vacunar a 90% de la población mundial, sin tomar en cuenta el crecimiento poblacional, los refuerzos anuales y que esa cantidad de personas quiera vacunarse.
En Guatemala, si todo va como planeado, se podrá vacunar a 423,600 personas con el primer lote que venga a finales de febrero (2.5% de la población total del país), lo cual apenas alcanzará para el personal en servicios de salud y bomberos. El segundo lote vendrá entre mayo y agosto, pero la incertidumbre es alta sobre la fecha y la cantidad de dosis. A este ritmo, muchos tendrán que cumplir 70 años para llegar a entrar en un grupo vulnerable y entonces ser vacunado… Francamente, la vacunación no puede ser la solución única… Mi esperanza sería vacunarme en 2026, aunque para entoces quizá ya no habrá pandemia.
Ante este panorama, lo mejor que podemos hacer y aconsejar (sin olvidar el distanciamiento físico, lavado de manos y uso de mascarilla en los momentos indicados) es mantenernos en buena condición física; consumir alimentos altos en anti-oxidantes y anti-inflamatorios naturales; sueño de calidad; y bajarle al estrés. Así, si te enfermas de COVID-19, el cuerpo estará en condiciones óptimas, los síntomas serán leves y con muy bajo riesgo de que sea mortal…
Reflexión
Además del ejercicio, la alimentación sana y el sueño de calidad, nuestras emociones afectan positiva o negativamente al sistema inmunológico. La alegría, paz, tranquilidad y meditación lo afectan positivamente; pero el exceso de estrés por tanta desinformación, conspiraciones y noticias falsas nos puede hacer aún más vulnerables al COVID-19 y a otras enfermedades aún más devastadoras.
Como dice un proverbio hebreo: “El corazón alegre es una buena medicina, pero el ánimo triste debilita el cuerpo” (Pr 17:22).
Por Manuel Ramírez-Zea y Regina Close
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