Dos palabras pueden tener un gran significado cuando vienen de la boca de Tiger Woods.
Nadie se habría sorprendido si Woods no volvía a jugar golf después de que sufrió en Los Ángeles un accidente automovilístico, el cual dejó tan dañada su pierna derecha que los médicos llegaron a considerar la amputación.
Alejado de la atención pública por nueve meses, Woods ilusionó a sus admiradores en noviembre con un video en el que le pegaba a la pelota con el mensaje “Estoy progresando”.
Y se encuentra aquí, en el Augusta National, haciendo que la ronda de práctica del lunes se asemejara a un domingo en este major por la gran cantidad de gente que lo seguía. Woods caminó por las laderas, movió bien los palos y dejó en claro que tiene toda la intención de disputar el Masters.
¿Cree que puede ganar?
Woods ofreció la respuesta más corta de la conferencia de prensa.
“Claro que sí”, dijo.
El martes dijo que tiene intención de jugar y cree que puede ganar. No importa que hayan pasado 508 días desde la última vez que disputó un torneo en el que podía caminar o que vuelva al Master con tornillos y varillas que sostienen sus huesos en la pierna derecha.
Woods tiene además 46 años. Sería el campeón más viejo del Masters, superando a Jack Nicklaus por tres semanas.
La gran pregunta es cómo se sostendrá durante 18 hoyos en cuatro días seguidos. Woods caminó los 18 hoyos la semana pasada —su primera prueba importante— durante un viaje de reconocimiento con su hijo Charlie de 13 años (incluyendo una parada en el campo de par 3).
Disputó los últimos nueve el domingo y los primeros nueve el lunes.
Woods tiene intención de jugar nueve más el miércoles y después será “hora de jugar”. Está previsto que inicie el jueves a las 10:34 a.m. junto a Louis Oosthuizen y el chileno Joaquín Niemann.
“Le estoy pegando a la pelota como se debe. No tengo ninguna aprensión en cuanto a mi físico para jugar golf”, añadió. “La parte difícil es el caminar. No es una caminata fácil para comenzar. Dada la condición actual de mi pierna, es un poco más difícil. Y 72 hoyos es una larga ruta. Será un tremendo desafío, pero es un reto para el que estoy preparado”.
Esa podría ser la mayor razón por la que Woods está en Augusta y no por el sushi y bacalao con miso o la carne wagyu que el campeón defensor Hideki Matsuyama puso en el menú para la cena de campeón del martes.
Si no vuelve a jugar —o vuelve a ganar— Woods asegura que se siente satisfecho con lo que ha logrado.
“Creo que 82 es un muy buen número”, indicó Woods. “Y 15 tampoco es tan malo”.
Sus 15 majors lo colocan segundo detrás de los 18 de Nicklaus, el modelo de referencia del golf. Está empatado con Sam Snead en triunfos de la Gira de la PGA con 82.
Entonces por qué volver. ¿Qué más tiene que probar?