Las 64 casillas son una estancia de emociones, desde la colocación de las 36 piezas se arma una batalla de ideas en el ajedrez, por supuesto que los grandes jugadores como Robert Fisher, Magnus Carsen, Gary Kasparov,,, tienen un despliegue estratégico, táctico y teórico inigualable, se las saben todas, pero no tanto como las que conocen ya las computadoras, cuando Deep Blue venció a Kasparov y acabó con la hegemonía del hombre, no hubo nada más que darle las gracias a la evolución informática, claro que como lo dice Ernesto Sábato en Hombres y Engranajes, nos queda una sociedad más vacía.
El Club Italiano, en la 10 calle de la zona 10, es el sitio para el torneo más fuerte que ha habido en la historia de Centroamérica, una decena de Grandes Maestros, los gurús del juego, los que tienen un ranking mayor a 2,400 puntos, de los cuales solo han existido 2 en Centroamérica, ambos ticos y el que más lejos ha llegado es Alejandro Ramírez, quien ahora juega bajo la bandera estadounidense. Como ya hay muchos Grandes Maestros, ahora los Super Grandes Maestros son los que poseen más de 2,600 puntos en ese Ranking Elo, el mejor que se puede hacer, que proporciona puntos de acuerdo a la calidad del adversario.
César Blanco, quien llegaba a la Federación de Ajedrez, en ese entonces en el Palacio de los Deportes, con su pantaloneta y camisa de voleibol, quien amó siempre a la Diosa Caissa y quien llegó a ser Gran Maestro de Ajedrez por correspondencia, si enviándose carta el único contra el otro aunque parezca en esta era de la comunicación electrónica algo de la prehistoria, es uno de los organizadores de este magno evento. Importante para quien ama la L y el salto del caballo, las diagonales del alfil, las columnas de las torres, el sacrificio de la peonada y a la todopoderosa reina. Espero que muchos otros abracen el Juego Ciencia, aunque les dijeran que parecen atletas de biblioteca, porque la mente también debe ejercitarse hasta el fin de nuestros días.
Hay momentos de orgullo en el deporte, como jugar con los grandes, batir a Mike Aguilar en una línea de boliche, chocarle la pelota a Carlos Cano, marcar al Conejo Sánchez o a Edwin Donis, intercambiar golpes con alguien que no solo la pase en tenis, jugar una partida de ajedrez con el más de 25 veces campeón nacional, Carlos Juárez, y aunque sea ya tan lejos en el tiempo, aun enorgullecerse por alguna jugada, aunque el adversario lo haya limado más veces de las que aun puedo recordar de aquél lejano 1981. Esa es la vida deportiva, recuerdos, presente y el porvenir de una actividad que esperamos no se termine jamás.
Blancas: Algún amante deportivo. Negras: Carlos Armando Juárez. 1. e4 e6 2. d4 d5 3. Cd2 Cf6 4. e5 Cd7 5. Ad3 c5 6. c3 Cc6 7. Ce2 d4 8. d4 f6 9. Cf4 Cd4 10. Dh5+ Re7 11. Cg6+ g6 12. f6+ Rf6 13. Dh8 Rf7 14. 0-0 Cc5 15. Ab1 e4 16. b4 Ca4 17. Cb3 Ce2+ 18. Rh1 e4 19. Ac2 Ag4 20. f3 Df6 21. Ab2 Db2 22. g4+ Re7 23. Dg8 Dc2 24. Tf7+ Rd6 25. Tf8 Tf8 26. Df8+ Rc7 27. Dg7+ Rb6 28. Dg6+ Rb5 29. Dd6 Dd3 30. g5 C2c3 31. Cc5 Dd4 32. Ca4 Ra4 33. Dc5 Dc5 34. c5 e3 35. g6 Ce4 36. g7 Cf6 37. Tf1 Cg8 38. Td1 Ce7 39. Td5 Rinden
Cuánto le debo a las infinitas posibilidades que abre Caissa a sus pies, y a mi cabeza…
