El Calderón dictará sentencia, pero el Barça pegó primero. El 1-0 con el que el Barcelona viajará la semana que viene a Madrid para dirimir cuál de los dos equipos es el semifinalista de la Copa fue el resultado de un partido que se luchó palmo a palmo sobre el terreno de juego. El Atlético llegó con la lección de laLiga bien aprendida y sembró el Camp Nou de trampas. El Barça, se contagió del ímpetu de sus rivales y antepuso la prisa a la pausa en un bello ejercicio de lucha sin cuartel desprovisto de estética.
La eliminatoria sigue abierta a pesar del triunfo del Barça, que esta vez no le encontró las costuras al Atlético. Luis Enrique repitió, excepción hecha del portero, la alineación que hace diez días desmontó al equipo madrileño, pero esta vez, el plan no salió como en el duelo liguero. El Atlético, mejor plantado en el campo, cerró espacios, estuvo mucho más intenso y discutió todos los balones al equipo blaugrana hasta las últimas consecuencias. Hasta el punto que el Barça únicamente pudo batir a Oblak en el rechace de un penalti. Fue Messi, claro. No falla dos veces el argentino.
En el segundo tiempo ninguno de los dos equipos dio su brazo a torcer. En todo caso, parecía que el Atlético se encontraba cada vez más cómodo en el terreno de juego aunque no creara ocasiones. Hasta que llegó el penalti en contra justo cuando el árbitro estaba empezando a perder el control del partido. Oblak le paró el disparo a Messi en primera instancia, pero el balón quedó manso para que Leo convirtiera un 1-0 que deja las espadas en todo lo alto. El Calderón dictará sentencia.