El ciclismo circula por sus venas, ese deporte que desde niño le apasionó. Con seis años como profesional, demuestra su disciplina y perseverancia ante las adversidades, esas que hoy, en la tercera etapa de la 59 Vuelta Ciclística a Guatemala, lo hacen merecedor del suéter de Valores Olímpicos.
Vive en Santa Lucía Milpas Altas, lugar donde entrena junto a sus compañeros del Team Australian Sacatepéquez, y donde derrocha esa casta de guerrero imbatible, misma que heredó de su padre, quien también compitió en el giro guatemalteco.
«Mi papá corrió vueltas a Guatemala; creo que de ahí viene ese gusto, de verlo a él correr», expresa mientras hace énfasis en las virtudes que lo han hecho llegar a su tercera edición del máximo evento ciclístico nacional. «Para ser ciclista se necesita mucha disciplina, ser responsable, levantarse todos los días a entrenar, no desvelarse, y alimentarse bien», agrega.
La adversidad casi deja fuera a De la Roca en la actual edición, ya que al salir en la primera etapa de Petén a Río Dulce, tuvo un choque con un aficionado. «Estaba fuera de la valla, yo ya no pude frenar… me caí y creo que lo lastimé», comenta sobre lo sucedido; no obstante, su perseverancia lo mantienen en contienda.
«Hasta hoy estoy mallugadito, me duele la pierna, pero eso no es impedimento; me propuse empezar y debo terminar», son las palabras del guatemalteco, cuyo espíritu batallador quedó reflejado en la llegada a Guastatoya. «Hoy intenté fugarme, pero el grupo venía demasiado fuerte, entonces me absorbió, la lucha continúa». Son estos dotes los que hoy lo subieron al podio como digno portador del suéter Valores Olímpicos y ejemplo para los más pequeños.
«A la niñez y juventud les invitó a que practiquen no sólo ciclismo, sino cualquier deporte, porque eso los aleja de los vicios y las malas compañías», finaliza De la Roca, el hombre cuya excelencia le permite colocarse el suéter de Valores Olímpicos por segunda ocasión, tal como lo hizo en la sexta etapa del 2017.
