La campaña de fútbol americano colegial, que parecía ya en riesgo de derrumbarse, recibió otro golpe demoledor el martes, cuando dos conferencias históricas y poderosas, la Big Ten y la Pac-12, sucumbieron ante la pandemia y cancelaron sus temporadas otoñales.
Casi cinco meses después de que la llegada del coronavirus a Estados Unidos llevó a la cancelación de los torneos de basquetbol de la NCAA, los contagios continúan y han impactado a otra institución deportiva nacional: El fútbol americano colegial, que solía acaparar los horarios televisivos de los sábados.
“Ésta fue una decisión extremadamente difícil y dolorosa que, sabemos, tendrá un efecto importante sobre nuestros estudiantes-deportistas, entrenadores, administradores y fanáticos”, dijo Larry Scott, comisionado de la Pac-12. “Sabemos que nada mitigará eso”.
Pese a los pedidos de jugadores, entrenadores y del presidente estadounidense Donald Trump en los días recientes para que se mantuvieran en pie las campañas, el 40% de los equipos relevantes de fútbol americano colegial ha decidido ya cancelar las actividades. La decisión costará decenas de millones de dólares a las escuelas y echa por tierra tradiciones de un siglo.
Las dos conferencias mencionaron que era muy riesgoso tratar de que los jugadores evitaran contraer o propagar el coronavirus si no se mantenían aislados en una “burbuja”, como han hecho la NBA y el hockey sobre hielo para reanudar sus temporadas. Destacaron también la situación actual con la pandemia en Estados Unidos, donde se han confirmado más de cinco millones de casos del padecimiento COVID-19.
“Cada vida es crítica”, recalcó Kevin Warren, comisionado de primer año de la Big Ten, en declaraciones a The Associated Press. “Queríamos cerciorarnos de que, no sólo en las palabras sino en los hechos, privilegiáramos la salud, la seguridad y el bienestar de nuestros estudiantes-deportistas”.
Dos conferencias más pequeñas, la Mid-American y la Mountain West, han anunciado ya que pospondrán sus campañas a la primavera. Las decisiones de la Big Ten y de la Pac-12, que tienen enormes recursos monetarios, estremecen los cimientos de los deportes colegiales en Estados Unidos, con contratos televisivos de millones de dólares y programas históricos.