El presidente de la Federación Nacional de Fútbol de Guatemala (Fedefut), Brayan Jiménez, manifestó que tanto la entidad como su persona tienen voluntad de colaborar con las investigaciones de corrupción en su contra.
En una declaración pública, Jiménez aseguró que hasta el momento las acusaciones son «en términos muy generales» y que «no hay información específica» sobre ellas.
Este jueves la fiscal general de EE.UU., Loretta Lynch, anunció nuevas acusaciones de corrupción contra 16 altos cargos y exdirectivos de la FIFA, máximo órgano de dirección del fútbol mundial, a los que responsabiliza de «secuestrar» al deporte para enriquecerse durante 24 años.
Entre los acusados está el secretario general de la federación nacional de fútbol de Guatemala, Héctor Trujillo, juez del Tribunal Constitucional del país y que «dispensó Justicia, mientras solicitaba sobornos y vendía su influencia dentro de la FIFA», sostuvo Lynch en una rueda de prensa en Washington DC.
La investigación por sobornos, que alcanzarían los 200 millones de dólares, incluye 92 cargos por delitos que van desde organización mafiosa y fraude masivo hasta blanqueo de dinero, y los acusados, de los que ocho ya se han declarado culpables, se enfrentan a un máximo de 20 años de prisión.
Los nuevos cargos golpean especialmente a directivos de la FIFA en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.
Jiménez y el expresidente de la federación nacional guatemalteca Rafael Salguero están entre los acusados a los que EE.UU. quiere juzgar en su territorio.
Ante esta situación, el presidente de la federación guatemalteca reiteró su disposición y la de la entidad que dirige para colaborar «con cualquier investigación que se requiera tanto a nivel internacional como a nivel local».
«No queremos entorpecer de ninguna manera esos procesos», agregó, aunque según fuentes de Fedefut consultadas por Efe, Jiménez no tiene previsto comparecer ante la prensa, al menos, «por el momento».
Los sobornos y comisiones de la supuesta red de corrupción, fundada en 1991, influyeron en el patrocinio de la selección nacional de fútbol de Brasil por una importante compañía estadounidense de ropa deportiva, así como en las elecciones presidenciales de la FIFA 2011, según la procuradora.
Las nuevas acusaciones también se refieren a intercambios de favores para la concesión a Sudáfrica del torneo por la Copa Mundial de la FIFA en 2010.
Estas nuevas imputaciones casi doblan el tamaño de la macro-investigación contra el máximo organismo del fútbol mundial, que recibió su primer golpe en mayo cuando EE.UU. formuló cargos de corrupción públicamente contra 14 personas, de las que siete fueron arrestadas en Suiza.