¿Sudamérica vs. Europa? Probablemente, Argentina salte esa grieta.
Su máxima figura emigró a España con poco más de 10 años. Su arquero era un adolescente cuando viajó a probar suerte a Inglaterra. El entrenador se formó en la academia europea. Y sólo uno de sus 26 jugadores milita en la liga local.
Argentina tiene el gen sudamericano, pero el pulido final de su maquinaria va con sello europeo. Y es esta doble influencia la que define la identidad del equipo que enfrentará al último campeón Francia el domingo por el título de la Copa del Mundo.
El toqueteo de la pelota y la gambeta, tan propios de los potreros argentinos, son una marca característica de la Albiceleste al igual que el juego directo y la rigurosidad física que impera en la competencia europea.
“No nos importa, los nuestros juegan todos los fines de semana en las mejores ligas”, respondían los jugadores argentinos antes del Mundial cuando la falta de roce contra selecciones europeas se levantaba como un muro de contención para sus aspiraciones.
Ya se ha escrito mucho sobre la historia de su capitán Messi yéndose a Barcelona con 13 años porque ningún club argentino estaba dispuesto a pagar el tratamiento de hormonas para su problema de crecimiento.
Pero no fue el único que emigró a edad precoz.
El arquero Emiliano Martínez, vital con sus atajadas para vencer a Holanda en una tanda de penales por los cuartos de final, dejó la Argentina a los 16 años luego que un captador del Arsenal inglés advirtió sus condiciones en un torneo juvenil con la selección. Su recorrido es propio de un nómada del fútbol, saliendo a préstamo varias veces, con Sheffield Wednesday, Rotherham United, Reading, Wolverhampton y Getafe de España, hasta que se consolidó en el Aston Villa, su actual club en la Liga Premier.
Entre los jugadores más experimentados, como el zaguero Nicolás Otamendi (Benfica, Portugal), los volantes Rodrigo De Paul (Atlético de Madrid) y Leandro Paredes y el extremo Ángel Di María (Juventus, Italia) llevan más de la mitad de su carrera en Europa.
Al igual que Messi y Martínez, la “Joya” Paulo Dybala (Roma, Italia) nunca llegó a jugar en la máxima categoría del fútbol argentino. Con menos de 20 años, fue reclutado por el Palermo de Italia.
A la cabeza del cuerpo técnico, Lionel Scaloni se formó y graduó como entrenador en la Real Federación Española de Fútbol, curso al que pudo acceder tras jugar una década en su liga con Deportivo La Coruña, Racing de Santander y Mallorca.
El delantero Julián Álvarez, revelación del Mundial con cuatro goles a sus 22 años, es un auténtico producto de la cantera de River Plate. Pero lleva seis meses en Manchester City. Lo mismo que Enzo Fernández, el mediocentro de 21 años, que juega en Benfica.
Los únicos del plantel sin experiencia europea son el tercer arquero Franco Armani, también de River, y el delantero suplente Thiago Almada, del Atlanta United de la MLS.
Argentina buscará el domingo terminar con 20 años de hegemonía europea en mundiales. Tal vez lo consiga dándoles de su propia medicina.