Alberto González regresó anoche al país tras París 2024
Si hay alguien que puede sentirse orgulloso de todo lo que vivió en 2024, es sin duda el maratonista guatemalteco Alberto González. A pesar de llegar a los Juegos Olímpicos con una preparación limitada debido a problemas de salud, logró recorrer las emblemáticas calles de París en el maratón, mostrando una determinación que inspira a todos los guatemaltecos.
París 2024: La Batalla de Alberto González
Durante más de dos horas, Alberto corrió por París, pero su verdadero viaje comenzó mucho antes, en las montañas y senderos de Tecpán, donde entrenaba en silencio, preguntándose si alguna vez llegaría a correr un maratón olímpico. La vida le puso muchas pruebas, pero Alberto es de esos atletas bendecidos que, con fe y esfuerzo, logran cumplir sus sueños. En 2023, alcanzó una medalla panamericana y se clasificó para los Juegos Olímpicos, pero el mayor desafío llegó en 2024.
Del Coma al Maratón Olímpico
Mientras la mayoría de los atletas olímpicos se preparaban para las justas con entrenamientos intensivos, Alberto enfrentaba una batalla diferente: una grave infección lo llevó a la unidad de cuidados intensivos, donde luchó por su vida. Contra todo pronóstico, se recuperó y con solo tres meses de preparación, llegó a París.
«Gracias a Dios llegué a la meta. Con tan poca preparación y sin competencias previas, estaba muy estresado; temí no poder terminar. La última noche apenas dormí, lo que fue un gran error», confesó Alberto después de cruzar la meta en el puesto 66. Su sonrisa al final del maratón fue un reflejo de su resiliencia, una victoria personal más allá de cualquier posición en la carrera.
«La Medalla Ya la Gané al Salir del Coma»
Alberto no solo completó el maratón, sino que también se ganó el corazón de todos los guatemaltecos. Superó semanas de hospitalización y recuperación para correr en París, donde encontró una nueva felicidad. «Yo gané la medalla de oro el 14 de febrero de 2024, el día que desperté del coma. Agradezco a Dios por mi vida», expresó emocionado, agradeciendo también a todos los guatemaltecos que lo apoyaron desde la distancia.
Al final de su increíble viaje, Alberto ingresó al Stade de France junto a la medallista de oro Adriana Ruano, llevando con orgullo la bandera de Guatemala. Su historia es un ejemplo de lucha, fe y amor por el deporte.