Julian Alaphilippe se proclamó campeón del mundo en Imola. El francés lucirá el arcoíris después de un brutal ataque en los últimos metros de Gallisterna, la cota que decidió las medallas. Van Aert, gran favorito, no pudo rematar el excepcional trabajo de Bélgica durante toda la carrera y se tuvo que conformar con la plata. Hirschi, el suizo que fue protagonista y revalación del Tour, se llevó el bronce por delante de Kwiatkowski, Fuglsang y Roglic.
El ataque de Alaphilippe, a unos 12 kilómetros de meta, fue decisivo. Cogió 15 segundos de ventaja en los últimos metros de la Gallisterna y los mantuvo en la zona de toboganes. El galo entró al circuito de Imola ya como campeón del mundo y con el grupo perseguidor jugándose las medallas. Van Aert ahí sí cumplió los pronósticos y ganó el esprint por la plata con Hirschi bronce. Valverde entró segundo del grupo que se disputó la séptima plaza por detrás de Matthews.
Alaphilippe querido y odiado
Alaphilippe dio así a Francia su primer Mundial desde 1997, el que ganó Brochard en San Sebastián. El ciclista del Deceuninck-Quick Step lucirá por tanto el arcoíris a sus 28 años y pone así la guinda a un palmarés ya de por sí sobresaliente con una Milán-San Remo, dos Flecha Valona, una Strade Bianche, una Clásica de San Sebastián, cinco etapas en el Tour de Francia, una en La Vuelta…
Protagonista en toda carrera que disputa, Alaphilippe levanta pasiones y odios. Amado por su ciclismo de ataque y criticado por sus aspavientos y gestos. A Julian le gusta estar siempre en el foco. Quiere ser el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el funeral. Sin embargo, más de allá de los gustos de cada uno, nadie duda de que será un gran portador del arcoíris y de que honrará como se merece tan preciado maillot hasta septiembre de 2021.
