Se anunciaba el infierno en París, pero sólo lo hubo en las gradas, en el humo de las bengalas de una afición del París Saint-Germain que creyó inflamar a su equipo con fuego, pero que se vio apagado por un templado Real Madrid, que antepuso calma al asalto que le anunciaban (1-2) para poner rumbo a cuartos de la Liga de Campeones.