Unos 30 mil hinchas viajaron a Barcelona para ver al Eintracht Frankfurt por la vuelta de los cuartos de final de la Europa League. Y vaya la sorpresa que se llevaron a los 35 minutos y 55 segundos del primer tiempo. Rafael Santos Borré les regaló un gol. Mejor dicho, un golazo. Un misil de 35 metros que se fue acelerando por el aire del mismísimo Camp Nou hasta clavarse en el ángulo. Inatajable para Ter Stegen. Una definición de antología para el ex River.
Borré sorprendió a todos. Cuando agarró la pelota y empezó a conducir en tres cuartos de cancha, pareció sugerir que iba a enganchar hacia el centro para buscar un pase. La defensa del Barsa lo trató de aguantar manteniendo la distancia. Entonces, aprovechando ese metro que le dejaron, Rafa sacó un bombazo de su botín derecho.
Un gol especial. Y un festejo también especial para el Comandante. Porque si bien no todos los días se logra lo que logró en el Camp Nou, ni gritó el golazo. Prefirió recordar a Freddy Rincón. Un hermoso homenaje: mientras sus compañeros se le colgaban para abrazarlo, Rafa miró a cámara, mostró el 19 -casualmente, el mismo número que usaba el crack colombiano que murió este jueves tras sufrir un accidente de auto- y juntó sus manos en señal de rezo.
