Andrea Martínez no comprendió en lo que se había metido cuando decidió patear los puntos extras para el equipo de fútbol americano de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Creyó que iba a hacerlo en el equipo femenino, o que habría otras mujeres en el plantel. Pero al ganarse el puesto, Martínez se enteró que se iba a convertir en la primera mujer en jugar en el torneo de fútbol americano universitario del país.
“Al principio uno no lo dimensionaba bien porque ni siquiera tenía entendido completamente que yo iba a ser la primera mujer”, dijo Martínez en una entrevista con The Associated Press. “Pensé que había más niñas o que se iba a ser incluso un equipo femenil”.
Martínez, una estudiante de derecho en la UNAM, jugó fútbol desde los 12 años e incluso hizo pruebas para jugar profesionalmente en la liga nacional, pero no se quedó.
Se había mantenido jugando fútbol en su escuela hasta hace unos cuantos meses atrás, cuando Pumas CU, el representativo de fútbol americano de la UNAM, decidió abrir la puerta para que una mujer pateara puntos extras con el equipo en la actual temporada. Martínez fue a probar suerte y se ganó el puesto.
“La decisión que yo había tomado era probar un nuevo deporte. Nada más como para aventurarme y ver de qué se trataba”, dijo Martínez. “Me puse muy feliz al momento de escuchar la noticia de que yo había sido la niña seleccionada tanto por los coaches como por el equipo”.
Martínez, de 21 años, admite que antes de jugar con los Pumas CU veía poco fútbol americano, pero su hermano es seguidor de ese deporte, que de acuerdo con la NFL tiene unos 48 millones de aficionados en el país.
La llegada de una mujer a practicar un deporte rudo como el fútbol americano al lado de hombres sorprendió muchos. Aunque el pateador de puntos extras tiene poco o nulo contacto físico con los rivales, la historia de Martínez se volvió viral.
Nada de eso lo tenía considerado cuando decidió irse a probar como pateadora.
Martínez es la única mujer en el roster y aunque tiene un vestuario propio separado de los hombres, el resto de las actividades las realiza como si fuera una más en el equipo.
“No, no me costó nada de trabajo, ni se me hizo algo nuevo ni algo complicado”, indicó. “La convivencia es igual que con las niñas. Yo creo que lo que cambia es el sexo, que es masculino y femenino. Pero la forma en la que convivimos, en la que nos hablamos, en la que nos apoyamos, en los chistes que hacemos, así es exactamente igual”.
En Estados Unidos, varias mujeres han sido pateadoras en equipos masculinos. Liz Heaston fue la primera en hacerlo en 1997 con los Willamette Bearcats en el torneo de la NAIA. Ashley Martin fue la primera en anotar puntos en un juego de la primera división de la NCAA en 2001, con Jacksonville State.
El tener un vestuario aparte es básicamente la única diferencia para Martínez, quien es una más en el equipo. Entrena las mismas horas en el gimnasio y sobre el campo, tiene que ver videos para analizar rivales y entrenar con sus compañeros de su posición.
“Me adoptaron muy bien. También es cierto que la exigencia es la misma. O sea, a mí me exigen lo mismo que a ellos y obviamente yo sé que soy capaz de hacer lo mismo que ellos”, añadió. “Me llevo muy bien, los he ido conociendo, no solamente en el gimnasio, aquí en el campo también. Son 67 hermanos más los que tengo hasta ahorita”.
Desde que llegó a Pumas, Martínez ha dado alrededor de 80 entrevistas hasta ahora. Su rostro ha aparecido en los principales diarios del país y hasta ha ocupado espacios en televisión nacional que usualmente no recibe el fútbol americano estudiantil.
“Cuando llegué aquí la verdad es que no había dado ninguna entrevista en mi vida. Y yo siento que no es por mí, o porque yo sea a lo mejor y la niña yo creo que es más por toda la grandeza y todo lo que significa el equipo de Pumas”, agregó.
Aunque no era su objetivo, de ser una estudiante más, Martínez se volvió un símbolo del empoderamiento de las mujeres en un país considerado machista y con rezagos en temas de inclusión.
Por eso no sorprende que antes y después de los partidos muchas niñas se acerquen a querer una foto a su lado.
“Hay niñas y niños chiquitos que vienen y me piden una foto o se acercan y me dicen palabras muy lindas. También niñas grandes”, dijo Martínez “Es lo más gratificante que he sentido, el poder darme cuenta de que, a lo mejor a las personas, aparte de que me apoyan, pues les inspira un poco”.
Quizá también inadvertidamente, la historia de Martínez esté ayudando a conseguir más aficionados a la NFL en México.
Recientemente, en una entrevista con medios locales, Al Guido, el presidente de los 49ers de San Francisco dijo que el venir a jugar un partido de temporada regular en noviembre próximo es parte de una estrategia más amplia para ganar hinchas en el país.
“No queremos que dejen su pelota”, dijo Guido refiriéndose al fútbol. “Queremos que también lancen la nuestra y que tengan nuestro logo en el pecho”.
Poco a poco, cada vez más mexicanos están haciendo esa conversión y Martínez es una de ellas.