La última fue una rotura parcial del ligamento cruzado de la rodilla izquierda. Se la hizo a finales de la pasada temporada y tendrá a Marco Reus fuera de los terrenos de juego hasta principios de 2018. Una lesión que se encadena a otras desde que en 2014 se rompiera los ligamentos del tobillo, cuando se presentaba como una de las figuras de Alemania para el Mundial de Brasil. Al final, Alemania levantó el trofeo.
«Lloré en el momento y luego, dos o tres días después volví a llorar», cuenta el jugador, quien reconoce que esta última lesión le ha afectado también mentalmente: “Al final, aunque tengas apoyo, estás solo durante tu rehabilitación, eso es lo que más me consume”, dice en una entrevista en GQ.
Reus se sincera y dice que daría todo lo que fuera por volver a hacerlo que le apasiona, jugar al fútbol: “Los jugadores ganamos mucho dinero, pero tenemos que aceptar un alto precio en cuestión de salud. Yo, ahora, daría todo mi dinero por estar sano para poder hacer mi trabajo, por hacer lo que me encanta, que es jugar al fútbol«.
En los últimos tres años, Reus ha sufrido 10 lesiones que le han hecho perderse 71 partidos con el Borussia Dortmund, y que le han tenido 558 días de baja, hasta la fecha. Más de un año y medio de operaciones, rehabilitaciones, reapariciones, recaídas…