¿Dónde dormir? Ese es uno de los grandes interrogantes para los aficionados que viajarán a Qatar para asistir a la Copa Mundial de fútbol. Algunos lo harán en cruceros. Otros en campamentos en el desierto. Hay quienes pasarán la noche en Dubai y otros sitios cercanos, y llegarán en aviones para los partidos.
Los problemas de alojamiento en la sede más pequeña que ha tenido una Copa Mundial no se limitan a los visitantes. La llegada de grandes cantidades de gente de afuera ha hecho que los precios de los alquileres se disparen por las nubes y lleguen a niveles inalcanzables para los residentes en el emirato.
“Los dueños se aprovechan de la situación y no hay recursos para apoyar a los residentes permanentes”, declaró Mariam, una británica de 30 años que tuvo que dejar su departamento al vencer su contrato en septiembre porque el dueño subió el alquiler de 5.000 ryiales qataríes (unos 1.370 dólares) a 20.000 ryiales (5.490 dólares). Ahora está en la casa de una amiga.
“Es desmoralizador”, dijo la mujer, quien dio solo su nombre de pila por temor a represalias. Lo mismo hicieron otras personas entrevistadas para este artículo en esta nación autocrática. Algunos no quisieron dar ni siquiera su nombre de pila.
Nueve de cada diez residentes permanentes en Qatar son extranjeros.
Los residentes dicen que la creciente demanda y la escasez de viviendas de cara a la Copa Mundial hizo que los dueños de propiedades suban los alquileres un promedio de un 40%, a menudo casi sin previo aviso, obligando a sus inquilinos a irse en muy poco tiempo.
El gobierno catarí recomienda a las personas afectadas que presenten quejas ante las autoridades.
Se espera que 1,2 millones de personas visiten el emirato con motivo de la Copa Mundial. Qatar jamás organizó un evento de esta envergadura.
Los organizadores locales tratan de despejar los temores y dicen que separaron 130.000 habitaciones para los visitantes en hoteles, resorts, viviendas construidas especialmente para la ocasión y tres cruceros. Dicen que el costo es de 80 dólares la noche para arriba, aunque no está claro cuántas habitaciones habrá disponibles a ese precio.
Se fijó un precio tope al 80% de las habitaciones, de acuerdo con un comunicado que el gobierno envió a la Associated Press. No aclaró cómo se implementará ese tope, que es de 780 dólares la noche en un resort de cinco estrellas. Ese precio podría aumentar incluso, dependiendo de los servicios que ofrezca el hotel.
Muchas personas que llevan tiempo viviendo en departamentos y hoteles dicen que los están desalojando para abrir espacio para jugadores, personal y aficionados.
“O pagas más o te tienes que ir, sin saber dónde irás a parar”, se quejó un maestro británico cuyo propietario aumentó el alquiler un 44%. El hombre vendió sus muebles y se aloja por ahora en lo de un amigo, sin saber qué le deparará el futuro.
Hay edificios en los que aparecen carteles que dicen que fueron “seleccionados por el gobierno para albergar personas y eventos de la Copa Mundial de 2022” y ordenan a los inquilinos desalojar los departamentos para que puedan se preparados para los visitantes. La AP vio algunos de esos carteles.
Los organizadores qataríes firmaron un contrato con la empresa francesa Accor por el que se comprometen a reservar 45.000 habitaciones para aficionados.
Omar al-Jaber, a cargo del ministerio que maneja las viviendas, aseguró que el gobierno no tuvo papel alguno en el desalojo de inquilinos.
“No controlamos lo que sucede en el mercado”, manifestó en declaraciones a la AP.
Una francesa de 48 años, instructora de pilates, dijo que cuando firmó su contrato hace un año, el propietario del departamento le aseguró que no la desalojaría por el Mundial. A pocos días del vencimiento de su contrato, sin embargo, le llegó la devastadora notificación: El dueño no podría renovarle el contrato por “razones personales”. Al día siguiente, una amiga vio que el departamento estaba siendo ofrecido en Airbnb por casi 600 dólares más al mes de lo que pagaba ella.
“¿Desalojan a los residentes a largo plazo por un evento que dura un mes?”, preguntó Al-Jaber. “La gente está irritada. Es algo muy feo”.
Los residentes fijos se las ven en figurillas para conseguir nuevos alojamientos en un mercado con precios inalcanzables para ellos. La mayoría de los departamentos de dos dormitorios de Pearl, una isla artificial frente a Doha, cuestan más de 1.000 dólares la noche. Los departamentos de lujo piden 200.000 dólares al mes.
“Lo que queda para nosotros no es nada bueno”, dijo un individuo de la India de 32 años cuyo alquiler subirá 400 dólares el mes que viene.
“Las viviendas que podemos pagar”, se lamentó, “no tienen cocina, están demasiado lejos o son departamentos que han sido divididos. Es algo muy perturbador”.