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¿Quiénes son los famosos hermanos Ingebrigtsen que causan sensación?

Los tres han sido campeones de Europa de 1.500. Los tres entrenan juntos a las órdenes de su padre Gjert. Son tres consagrados al más alto nivel, pero la pequeña apunta maneras y algunos ya se atreven a decir que será la futura reina del fondo en el viejo continente. Sin ir más lejos, Ingrid corrió los cinco kilómetros en ruta en 18 minutos clavados (3:36/km) hace unas cuantas semanas, el mismo día que su hermano Jakob lograba arrebatarle a Sondre Moen el récord nacional noruego de la misma distancia.

Un análisis exhaustivo

¿Pero qué hace tan especiales a los Ingebrigtsen? ¿Cómo es posible que tres hermanos de una misma familia lleguen a triunfar de esta manera y se mantengan en la élite de esta manera? Leif Inge Tjelta, entrenador de atletas de nivel internacional de la Universidad de Stavanger, de donde son originarios los Ingebrigtsen, ha intentado ahondar en su caso en concreto y sacar varias conclusiones. Tjelta siguió con detenimiento muchas sesiones de los hermanos y entrevistó a la familia entera. Los resultados los publicó en el International Journal of Sports Science and Coaching.

La primera conclusión es elemental: Para estar entre los mejores tienes que entrenar mucho. Muchísimo. Y los Ingebrigtsen lo han hecho, sin pausa, desde que eran prácticamente unos adolescentes. Además, los hermanos practicaban varios deportes, lo que Tjelta asegura que ha sido clave en su éxito. Los dos mayores, Henrik y Filip, jugaban a fútbol, esquiaban y hacían atletismo; Jakob comenzó a correr a los siete años, pero le costó alcanzar el nivel de entrenamientos y rendimientos de sus hermanos. “Jakob lleva entrenando con ellos desde los 12, pero no fue hasta los 17-18 que llegó a su nivel de carga y de intensidad“, dice Tjelta. El volumen de ejercicio incrementa con la edad y no hay que precipitarse porque puede ser fatal

Papá Gjert, vital

“Los hermanos tienen un padre que ha entendido cómo funciona el entrenamiento. Después del ensayo-error entendió qué es lo que funciona mejor y ahora ha encontrado un sistema de entrenamiento que funciona genial para ellos”. Al mismo tiempo los hermanos han monitorizado sus niveles de ácido láctico en sangre mientras entrenan, lo que les ha permitido saber cómo de alta es la intensidad de sus sesiones. Es les ha ayudado a mantener la intensidad correcta durante cada sesión de entrenamiento y no forzar demasiado.

Pero aún así los hermanos acumulan muchos kilómetros en las piernas a lo largo de cada temporada. En las temporadas de 2018 y 2019 los tres registraron una media semanal de kilómetros que oscilaba entre los 140 y 160. Entre el 23 y el 25% de sus sesiones de entrenamiento se llevaron a cabo a un ritmo superior o justo por debajo de su umbral anaeróbico, que es la carga de trabajo más alta que una persona puede tolerar y aún tiene niveles estables de ácido láctico en la sangre. Hasta aquí nada especialmente reseñable si lo comparamos con muchos atletas de primer nivel. 

Los genes y la mentalidad

“Han sido afortunados con sus genes”, asegura Tjelta. Pero hay más que eso, hay que tener en cuenta el tema familiar y la fortaleza mental. “Cuando hablan para los medios nunca ponen excusas, nunca. Siempre están a la ofensiva. Si ellos salen a competir lo hacen pensando que van a aganar”, añade. “Estos tres hermanos muestran una ambición y motivación brutales. Llevan compitiendo toda la vida y siempre han entrenado para ser los mejores (lo que significa doble sesión diaria sin excusas ni excepciones)”.

Luego están los progenitores. Los tres hermanos coinciden en que su padre y su madre siempre les han animado a competir (no empujado ni obligado). Tanto familiares, como parejas como allegados han ayudado a crear este clima. “Somos competidores, hermanos y buenos amigos. Nos empujamos y animamos entre nosotros en cada sesión de entrenamiento”, dice uno de los hermanos en el estudio.

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