Julio César de León Dailey es un jugador que ha librado miles de batallas en los campos de fútbol de 17 clubes, de 5 países (Honduras, México, Uruguay, Italia y China) y tres continentes.
El barrio Copén , en Puerto Cortés, vio nacer a uno de los jugadores hondureños más talentosos de los últimos años. Desde pequeño demostró que el fútbol era lo suyo. “En la casa todo lo que encontraba lo pateaba, siempre fue así, no podía ver algún juguete porque lo pateaba” recuerda su tío Pablo de León.
El sobrenombre de “Rambo” se lo ganó desde niño porque siempre que salía de su casa para ir a jugar se ponía una cinta en la cabeza y unos hules en las manos como queriendo imitar al personaje de la famosa saga de acción protagonizada por el actor Sylvester Stallone.
La cancha del Francisco Durón, en Tocoa, fue donde se forjó y aprendió a cobrar magistralmente tiros libres a los 14 años. “Con don Pablo (tío) nos quedábamos dos horas poniendo a Julio a lanzar los tiros libres, estuvimos durante ocho meses en el Real Sociedad, hacía 20 disparos al marco y metía 18”, aseguró Hermelindo Cantarero, uno de sus primeros mentores.
Dos años después fichó por Platense, el equipo de sus amores. El mismo club donde pasó gran parte de su niñez puliendo los zapatos de los jugadores, acomodando conos en el campo y preparando los balones para los entrenamientos.
El mediocampista ofensivo debutó a los 16 años con el conjunto Platense. Fue en el estadio Excélsior donde se empezó a formar la leyenda del “Rambo” de León.
De los “Tiburones Blancos” emigró al Celaya, pero el equipo mexicano terminó cediéndolo al Olimpia de su país.
Su próxima parada fue Sudamérica. El Deportivo Maldonado le abrió la puerta antes de dar al salto a Europa y cumplir una promesa que le hizo a su abuela Catalina. “Mami, voy a jugar en esa liga y me irá bien”, dijo mientras veía la liga italiana por la televisión. Y sus palabras proféticas se cumplieron. Jugó nueve años en Italia dejando un legado en los 10 clubes donde militó.
El “Rambo” logró tres ascensos en la Serie A, con tres equipos diferentes. Reggina, Génova y Parma recordarán al mediocampista catracho porque con goles y asistencias regresaron a la máxima categoría de la Liga italiana.
Los aficionados y la prensa lo distinguieron en el 2007 con el título de mejor jugador del Génova en la Serie A. Su siguiente destino fue China y firmó con el Shandon Luneng Taishang. En el continente asiático jugo 26 partidos y marcó 5 anotaciones.
En el 2012 regresó a su país para militar en el Motagua. Su aventura europea la concluyó con el Messina, en el mismo año.
Con la Selección Nacional de Honduras también dejo un legado. Desde que vino a Guatemala con la Sub-20 en 1996, ya se escuchaba de un joven al que apodaban el “Rambo”.
Con la “H” disputó más de 73 partidos oficiales. Participó en los Juegos Olímpicos de Sydney, Australia en el 2000. Ganó el tercer lugar de la Copa América de Colombia un año después y participó en tres eliminatorias mundialistas (Corea-Japón, Alemania y Sudáfrica).
Una lesión en su pierna derecha le robó el sueño de jugar su primer Mundial a pocos días del inicio de la Copa en el 2010. Hoy, con sus 34 años sigue con el mismo espíritu combativo que le dio un nombre en el fútbol. Así es el “Rambo” de León un jugador que deja huella tanto fuera, como dentro de la cancha.
Ese mismo que se quita el uniforme de futbolista y se disfraza en diciembre de Santa para repartir regalos a los niños de escasos recursos de Puerto Cortés y que hoy se convirtió en el refuerzo estelar de Municipal para el Torneo Clausura 2014.
Con información del Club Municipal