Si la cancha de entrenamiento de Municipal hubiese estado más cerca, tal vez Roberto Román Alvarado no habría llegado al futsal. Marcó dos goles y convirtió el penal que le dio a Guatemala la clasificación a la Copa del Mundo de Futsal Lituania 2021. A veces las cosas no salen como esperas y a la vuelta de la esquina se encuentra la recompensa.
Lo conocen como ‘el Flaco’, ‘el Chico Maravilla’, ‘la Joya’. Alvarado tiene 21 años y es la sensación en la disciplina del futsal guatemalteco. Se echó a la Selección al hombro y apareció en el momento justo. Sus goles ponen a la Bicolor en su cuarto Mundial consecutivo, será el segundo en su cuenta personal. Fue a Colombia 2016 con apenas 17 años.
Creció en la Colonia Montserrat 1, zona 4 de Mixco, en donde disfrutaba de jugar al balón en las calles. Sus primeros goles fueron en el fútbol, inició muy pequeño. Ingresó a las categorías infantiles de Municipal. Ahí estuvo hasta los 12 años.
Cuenta que las dificultades económicas en la familia y lo difícil que era para su mamá el transportarlo a los entrenamientos por la distancia de la cancha, hicieron que abandonara el sueño de ser futbolista profesional. Su padre falleció cuando tenía dos años.
Pero, Alvarado no se desligó del deporte y encontró en la Academia de Bill García la oportunidad de gritar goles a cancha llena, ahora en una disciplina menos mediática, pero igual de apasionante: El Futsal.
Su primer equipo formal fue Kinesiotape, en la Liga de Ascenso. En la actualidad milita en Glucosoral, de la Liga Mayor. Tuvo un paso por el futsal de Costa Rica y probó suerte en Europa. Es un talentoso jugador que ya hace historia y apenas empieza a explotar. (ESPN).