Vladimir Putin, presidente de Rusia, salió ayer a escena para rechazar cualquier posibilidad de que el Mundial de 2018 no se dispute Rusia. “Nosotros luchamos de manera honesta por el torneo y ganamos. No creemos que deba ser revisada la concesión del Mundial”, contestó a los periodistas en el curso de un Foro de Inversión que se está desarrollando en San Petersburgo.
El máximo dirigente ruso contestó así a Domenico Scala, presidente de la Comisión de Auditorías y Cumplimiento de la FIFA, que fechas atrás afirmó que Rusia y Qatar podrían perder la organización de los Mundiales de 2018 y 2022 “si se encontraban evidencias de corrupción en el proceso de selección de esos campeonatos. “Si alguien tiene una evidencia de corrupción en ese proceso que la presente. Insisto, ganamos de una manera honesta y albergaremos ese Mundial”.
Además, Putin reiteró que tienen la confianza del máximo organismo del fútbol mundial: “Estamos preparados y eso fue lo que convenció a la FIFA. Hemos comenzado la construcción de los nuevos estadios”.
La máxima autoridad rusa también afirmó que su país apoya las investigaciones sobre corrupción que afectan a los órganos de gobierno de la FIFA “pero debe ser la justicia la que dictamine si alguien es culpable de alguna irregularidad”.
En Rusia consideran que las dudas sobre la organización del Mundial 2018 forman parte de una estrategia geopolítica del bloque de aliados formados por Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania de acoso a Blatter, amigo personal de Putin, y ahí encuadran las actuaciones del FBI y de la Fiscal General de Estados Unidos, Loretta Lynch, contra altos cargos de la FIFA. Poco después de que se produjeran las detenciones en Zúrich, Putin saltó a la palestra para criticar a Estados Unidos “por actuar contra ciudadanos no americanos en un país extranjero, abusando de los límites legales”.
Además señaló que detrás de las detenciones “hay una voluntad de impedir la reelección de Blatter y, en última instancia, de arrojar dudas sobre el Mundial de Rusia”.
En este sentido, cabe recordar que la Unión Europea no descarta, en su próximo paquete de sanciones a Rusia por su conflicto armando con Ucrania, pedir que se cambie la sede del Mundial de 2018 si continúan sin respetarse los acuerdos de alto el fuego firmados en Minsk.