El perfecto funcionamiento de nuestro organismo depende de los diferentes nutrientes que proporcionan los alimentos que consumimos, ya que a partir de la digestión, aportan la energía que se requiere, reconstruyen células del cuerpo y previenen diferentes enfermedades como diabetes o hipertensión, así como la obesidad.
Es por ello que una alimentación saludable permitirá obtener los componentes nutricionales requeridos, los cuales se dividen en dos grupos:
Macronutrientes
Estos son los de mayor consumo en gramos y principal fuente energética. Entre ellos se encuentran los hidratos de carbono o glúcidos, los cuales se encuentran en hortalizas, legumbres, verduras, frutas, cereales, pastas, pan o azúcar.
También se incluyen las proteínas que se obtienen de carnes rojas y blancas, huevos o leche, ideales para reparar y renovar los tejidos del cuerpo. Finalmente las grasas o lípidos derivados de semillas, frutos secos, aceites, y también la leche y sus derivados.
Micronutrientes
Son los que suministran al cuerpo vitaminas y minerales por lo que se les considera esenciales. Se consumen en menores cantidades a través de frutas, verduras y hortalizas como principales productos, además de otros alimentos.
Por último, se incluye el agua como un nutriente esencial no energético, ya que ayuda a que procesos fisiológicos y reacciones químicas celulares tengan lugar; sin olvidar que transporta otros nutrientes a las células que los requieren y elimina desechos a través de la orina.
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