Neymar evolucionó desde que llegó a Barcelona. Su aclimatación al equipo y al campeonato está siendo en algunos aspectos brillante, excepcional. Atrevido con el balón en lo pies y divertido cuando se descalza las botas, el brasileño busca asentar sus estadísticas goleadoras, su asignatura pendiente hasta el momento. Cierto es que un remate suyo ante el Atlético, en la ida de la Supercopa, le valió al equipo para conquistar el primer título de la temporada, aunque para el atacante “lo importante es que el equipo gane y no las estadísticas a nivel individual”.
Neymar anotó cuatro goles en la Liga (uno de ellos sirvió para abrir el marcador ante el Madrid, en el Clásico, 2-1) y pese a la ausencia de Leo Messi por lesión y el protagonismo tomado por el brasileño, éste aún no se estrenó en Europa tras 20 remates, de los que cinco fueron a portería. El pasado martes, en el naufragio de Ámsterdam pudo lograrlo, pero las dos o tres veces que lo rozó, el portero de Ajax estuvo más acertado que él.
De los 19 choques que disputó, 16 fueron como titular (1.296 minutos), comenzando el partido tres veces desde el banquillo (a principio de curso, básicamente). Aseguran los que trabajan cada día con él que lo tiene todo para hacer lo que quiera en el fútbol, pero que aún no aterrizó del todo, pese al gran “repertorio que mostró”. El día que Neymar vea portería, el Barça saldrá beneficiado. Es el momento de tener paciencia.
