Neymar se reincorporó al entreno del París Saint Germain, una semana después de que los jugadores del club retomaran los entrenamientos, en un ambiente de clara tensión y con una gran incertidumbre sobre su futuro.
El PSG no quiso hacer ningún comentario ni sobre el programa ni sobre ningún otro aspecto de la vuelta de la estrella brasileña, una vez que varios medios confirmaron que había aterrizado en la capital francesa, y que se le pudo ver llegar poco después de las 9.00 horas locales al Camp de Loges.
El paulista se ejercitó en el gimnasio, según publicó en sus redes sociales, mientras que el resto del equipo, más rodado, trabajó con normalidad. Con tanta falta de ritmo, lo más probable es que Neymar no pueda participar mañana en el primer amistoso de pretemporada del PSG.
‘L’Équipe’ afirmó que Neymar debía reunirse allí con el director deportivo, Leonardo, que la semana pasada había dejado caer la posibilidad de abrirle un procedimiento de sanción por no haberse presentado al primer día de entrenamiento, el 8 de julio. En esa reunión, estaba previsto que el paulista hablara con el club sobre su futuro y su posible salida.
El diario deportivo afirmó que, en los intercambios de mensajes de los últimos días, Leonardo había hecho notar al jugador que el estrecho margen económico que tiene el Barcelona en este momento hace muy difícil su fichaje por el que fue su anterior equipo este verano.
Un argumento que no sirvió para modificar la voluntad de Neymar de irse, que es lo que muchos aficionados del PSG han entendido de sus recientes declaraciones.
Interrogado sobre sus mejores recuerdos, respondió poniendo en primer lugar la victoria en los Juegos Olímpicos con Brasil en 2016 y en segundo la «remontada» cuando con el Barça descalificó al PSG en octavos de final de la Liga de Campeones.
El entorno del brasileño trató de corregir el efecto que causaron esas palabras con un comunicado en el que afirmó que «considerar su reacción espontánea y honesta como una provocación es un análisis malintencionado que tiene como único objetivo crear polémica donde no la hay».
El club francés ha dejado la puerta abierta a Neymar para que se vaya, pero con una oferta financiera que le convenga. Y hay que recordar que cuando lo fichó en 2017, tuvo que pagar al Barcelona una cláusula de rescisión de 222 millones de euros.