El eco de las aguas del Complejo Acuático Michelle Richardson Armengol aun estremece mis oídos, los tritones y sirenas guatemaltecas amasaron el oro como nunca antes, lo hecho el primer día de competencia acuática en la alberca parecía noticia suficientemente buena como para esperar mucho más. La victoria de Daniela Artiga en los 200 metros pecho, había sido la perla de emoción que las lágrimas compartidas con el entrenador José Raúl Xicay, reflejaban como algo inaudito, pero la cosecha final nos mostraría que no era cuestión de un día, había llegado para quedarse en un recuerdo imperecedero, serían 17 Doradas en pechos chapines.
Roma no se construyó en un día, y su Imperio mucho menos, fueron el reflejo de un trabajo constante, como piedra tallada en columna, se forja en miles de horas, como las que necesitan los nadadores en ese esfuerzo diario de enfrentar el tedio de una brazada tras otra, una pataleada que provoque propulsión, un músculo que se forje con el trabajo complementario de las pesas. Así tomaba forma todo en el segundo día de competencia, ya no era sorpresa porque ese mismo día se igualaban los 6 oros guatemaltecos conseguidos en San José 2013, en la piscina María del Milagro Paris en el Parque La Sabana, cuyo nombre estará ligado por siempre a la historia de los Juegos Centroamericanos, porque en la Primera Edición, en el lejano 1973, amarró 13 oros y 1 de plata a su cuello, para no solo ser la estrella de esa justa, sino tejió su nombre en la urdimbre del mito. Por eso es que no verla hace 4 años en la edición del 2013, en su propio país, en su piscina y conmemorar esos 40 años, al igual que sucedió con Alejandro Giammattei Cáceres (QEPD), expresidente del Comité Olímpico Guatemalteco y primer Presidente de la Ordeca (Organización Deportiva Centroamericana), me recordó el Poema 20 de Neruda en ese sentimiento que nos deleita luego de su entrada Puedo Escribir los Versos Más Tristes esta Noche, porque los remata con una sensación hecha palabras: es tan corto el amor y es tan largo el olvido. Esa noche del día 2 sería de explosiones, de fuegos artificiales, la ausencia de Valery Gruest Slowing por una lesión en el hombro, sería una anécdota más, porque los oros consecutivos de Erick Gordillo en los 400 metros combinados, Gisela Morales en 50 dorso, Gabriela Santis en 100 libres y el remate tremebundo de Luis Carlos Martínez en el 4×200 libres, ya le ponían una guinda real al pastel de la felicidad.
La actuación nacional ya no era lo hecho por Guillermo Asturias en Guatemala 73 o por Juan Francisco Montenegro Abascal en Panamá 2006, ambos con 5 de oro; o las mismas 5 doradas de Blanca Morales Masella en Guatemala 1986. Esta vez hubo 3 pilares que subieron múltiples veces a lo más alto del podio, frente a la tribuna principal de la máxima instalación acuática que hay en Centroamérica: Luis Carlos Martínez con 6, Erick Gordillo consolidándose con 5 y Gisela Morales Valentin se llevó 4, la misma Sirenita Dorada, apelativo que se ganó cuando consiguió 9 medallas en Guatemala 2001 y tenía 13 años de edad, además alcanzó y sobrepasó al tirador Sergio Sánchez como la máxima ganadora de preseas, para atletas chapines en XI ediciones de Juegos Deportivos Centroamericanos, sus 12 Oros bordados con 17 medallas más la catapultaron a 29, llevándole una a las 28 de Sergio quien no pudo participar esta vez por la ausencia del tiro deportivo.
Esas nunca serán noches tristes como las de Neruda, de amantes despechados, pero no deben desvanecer nunca el recuerdo de otras ediciones, como la de San Salvador 1994, en la que los acuáticos nacionales no lograron una sola medalla de oro en la piscina. Esta vez debe ser creer en el proceso que produzca nadadores como Erick Gordillo, quien desde los 5 años de edad se ejercitó en su natal Puerto Barrios, Izabal. Desde el 2009 fue parte de los ciclos deportivos de la Dirección General de Educación Física y de su Federación, para rematar con 5 medallas en Managua 2017. Ahora pasará a los estudios universitarios de arquitectura, ya no solo la piscina le quitará el sueño, pero la misión será continuar abriendo brecha como lo ha hecho el ya consagrado Luis Carlos Martínez, estudiante de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Auburn. La meta de ambos será Tokio, pero antes esperamos que abonen podios en Barranquilla 2018. Así se escribe una nota que amarró 17 Oros, 10 Platas y 6 Bronces en la pileta centroamericana, las mismas 33 que las 6 de Oro, 14 de Plata y 13 de Bronce en San José, pero qué diferencia nos provoca el metal más preciado.
Michelle Richardson Armengol, medallista de plata en los 800 libres de Los Angeles 84, soñaba con un nica en lo más alto del podio, pero vio como los chapines arrasaban con su complejo acuático, provocaban un Tsunami y lograban por primera vez el título centroamericano, que se repita, que se repita, lo quiero vivir de nuevo, una y mil veces más, que las aguas del Xolotlán y las del Cocibolca, no se lleven mis recuerdos a sus profundidades, que me permitan recordarlas siempre.