La FIFA elegirá hoy en Moscú la sede del Mundial 2026, el primero que disputarán 48 países repartidos en 16 grupos de tres selecciones. Se han presentado dos candidaturas. Una conjunta, que forman Estados Unidos, México y Canadá, y la de Marruecos, que acude en solitario. Ganará la que obtenga la mayoría simple, salvo que triunfe la tercera opción, la abstención.
Si la mayoría de las 207 federaciones con derecho a voto prefieren abstenerse o votar en blanco, la FIFA anulará el proceso y convocará una nueva licitación abierta a todos los países de la FIFA menos a los cuatro que hoy estarán en liza, que quedarán eliminados en el proceso.
La FIFA ha sorprendido con esta última decisión, ya que será la primera vez en la que se podrá elegir no votar a ninguno de los candidatos. Puede parecer inocuo, pero no lo es si le sumamos la otra nueva condición: el voto será público, se conocerá qué país ha votado a cada candidatura. Y, claro, después de las amenazas de Trump de tomar represalias con los que no apoyen a Estados Unidos, la abstención es la gatera por la que muchos pueden escapar del miedo.
Mientras, la FIFA ha dispuesto todo para que el triunfo de la abstención sea una ventaja más que un problema. Por un lado teme que la candidatura americana salte en mil pedazos ante las broncas de Trump con Canadá, a cuenta de la balanza comercial, y con México, por el muro. Por otro lado, la FIFA también desconfía del éxito económico que pudiera tener el Mundial en Marruecos. Los principales patrocinadores de la Copa del Mundo son norteamericanos…
Antes de la votación de hoy las dos candidaturas presentaron sus proyectos a la UEFA, que fueron elogiados por Aleksander Ceferin, que además anunció “libertad de voto” para las 55 federaciones adscritas al organismo europeo.
