Ante la nula actividad, los titulares deportivos recientes se han concentrado en esperanzas y sueños _concretamente, el camino inexplorado que ligas y equipos deben recorrer para regresar a la competencia en medio de la pandemia del nuevo coronavirus.
Prácticamente todas las ligas manifiestan abiertamente su deseo de volver antes de mediados de año. Pero a puerta cerrada, traman planes potenciales diferentes: los 30 equipos del béisbol de Grandes Ligas jugando en Arizona; un concurso de cuadrangulares para decidir al ganador de partidos empatados; realizar el encuentro por la Copa Stanley de hockey en una arena vacía que no sea la sede de ninguno de los dos equipos; que las posiciones en la tabla al final de la temporada de fútbol se determinen a través de una votación.
A lo largo de la última semana, The Associated Press entrevistó a más de dos docenas de dirigentes, entrenadores y jugadores de todo el mundo a fin de conocer sus verdaderas evaluaciones de planes para volver de las suspensiones causadas por el coronavirus. La conclusión: Si bien resulta crucial tener preparados escenarios de regreso optimistas, nada garantiza que tales planes funcionarán sin la participación de los políticos y la autorización de jugadores y expertos médicos. Para sustentarlo todo tendría que haber un drástico avance en pruebas, una vacuna o tratamiento, o alguna otra solución ante el COVID-19.
En resumen, el regreso de cualquier actividad deportiva, sin importar qué tan innovador sea el plan, será riesgoso e incierto por el resto de este año y ya entrado 2021.
“No sólo se trata de que 22 jugadores entren a una cancha y se les arroje un balón”, indicó el vicepresidente de la FIFA, Victor Montagliani, cuya preocupación respecto a reiniciar los partidos se asemejan a las de todos aquellos que dirigen el deporte mundial.
Los organizadores de los Juegos Olímpicos fueron de los últimos en posponer su evento, pero los primeros en fijar una nueva fecha _justo 52 semanas después del 24 de julio de este año en que originalmente estaba planeado encender del pebetero. La decisión de reprogramar una fecha a 15 meses de la original se tomó poco antes de un inesperado incremento de nuevos casos de la enfermedad en Japón. La preocupación generada por la propagación puso en relieve la enorme cantidad de preguntas sobre el avance del coronavirus.
“Pienso que todo mundo quizá esté creando varias opciones. Algo como ‘si pasa esto, ¿entonces qué?’”, dijo Tim Hinchey, director general de la federación estadounidense de natación, el órgano rector de ese deporte en Estados Unidos.